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Elaboran en Ajalpan las tradicionales hojaldras de pulque

  • Andrea Castillo
La tradición de elaborar este pan surgió desde 1920 con el señor Alejo Coeto, quien la heredó a sus hijos
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En la zona de Tehuacán, varios municipios tienen su manera de recordar a sus fieles difuntos, aquellos seres queridos que solo se adelantaron del espacio terrenal, uno de esos lugares es Ajalpan, municipio emblemático de la región por la elaboración de sus coloridas canastas, su chocolate de tablilla y la plaza grande previo a la llegada del Día de Muertos, pero algo que lo hace único es la elaboración de hojaldras con pulque.

Una tradición que surgió desde 1920 con el señor Alejo Coeto, la cual fue heredada a sus hijos y sus hijos, a sus hijos, ya que actualmente los tres realizan el pan de muerto con pulque, cada uno con sus respectivas familias.

Una de ellas es la familia Ávila Coeto, quienes por diversos factores dejaron de lado la actividad por un tiempo, pero en 1962 la retomaron y desde ese momento cumplieron durante 59 años con la tradición que se resiste a perderse.

Durante todo el año hornean el famoso pan de burro, pero al llegar la primera quincena de octubre, saben que es hora de empezar a preparar las hojaldras, aquellas que tienen un olor peculiar, al del pulque, la bebida de los dioses, ya que la región de Tehuacán es reconocida por la calidad con la que se produce.

Ese será uno de los ingredientes clave para que el también llamado pan de muerto, logre su punto esperado.

Todo comienza en la mesa que se encuentra en el patio trasero de la casa de doña Gloria Coeto Castro, heredera de la tradición de las hojaldras con pulque; se mezclan todos los ingredientes, desde el huevo, la harina, sal y la bebida, se amasa por varios minutos, incluso hasta más de una hora, pues al sustituir la levadura por el pulque, la labor será aún más complicada.

Una vez que la masa logró su homogeneidad, se deja reposar hasta que 'levante', después se corta para las hojaldras grandes, medianas y las más pequeñas.

Se hacen los 'huesitos' y se colocan en el pan, las que más llaman la atención son las pequeñitas, pues son pedidas para colocar en la ofrenda de los niños, aquellos que fallecieron teniendo una corta edad.

Doña Gloria en compañía de su familia, se encarga de ponerles un baño de manteca, después viene el azúcar y se vuelven a dejar reposando por otros minutos, hasta que estén listas para entrar al horno de leña, finalmente se obtiene un pan con un proceso totalmente artesanal y con olores y sabores únicos.

La elaboración del pan de temporada es complicada, pero también satisfactoria, pues durante estas fechas la familia Ávila Coeto se encarga de diferentes tareas para hacer la venta de este producto y del chocolate de tablilla que también realizan, algunos en la tienda despachando las hojaldras, otros en el horno, otros más amasando la mezcla o tostando el cacao, pero todos apoyan.

Contribuir con una de las tradiciones más grandes que tiene México, como los es recordar a los seres queridos que fallecieron, representa un gran orgullo para la señora Gloria, quien busca seguirlo haciendo a través de sus hijos y a su vez, ellos con sus hijos.

Silvestre Ávila Coeto, hijo de doña Gloria, es uno de los que más apoya a sus padres, a veces en redes sociales o con las ventas directas.

Por estos días la venta del pan se realiza en el mercado de Ajalpan, durante la plaza grande, o bien en calle 6 Sur #107, en el mismo municipio.

Por estas fechas, en la mayoría de los hogares se encienden las veladoras y se colocan flores de cempasúchil con la comida y bebida favorita de nuestros familiares, una tradición que trascendió desde la época precolombina.

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