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Seis grupos de delincuentes se disputan zonas de Tamaulipas

Su objetivo es controlar el trasiego de droga, armas y migrantes
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Cuatro células del cártel del Golfo y dos de Los Zetas mantienen una pelea a muerte por el control de diversas plazas para el trasiego de droga, armas y migrantes, en Tamaulipas, según informes de inteligencia del gobierno federal.

La fragmentación de Los Zetas quedó en dos: Zetas Vieja Escuela y el cártel del Noreste; mientras que las escisiones del cártel del Golfo están Los Metros, Los Ciclones y su brazo armado Escorpiones, así como Los Rojos y Las Panteras

Según el procurador de Tamaulipas, Irving Barrios, la masacre del sábado en Reynosa, que dejó 15 ejecutados en las colonias Lampacitos, Obrera y Bienestar, se debió a la disputa de la plaza entre Los Metros y Los Ciclones, así como su brazo armado, Escorpiones..

De acuerdo a los reportes de inteligencia, la facción de Los Metros tendría dos liderazgos según sus regiones de influencia: en Reynosa, Miguel Ángel Álvarez Campos, 'M-54'; mientras que en Miguel Alemán, Ciudad Camargo, y Gustavo Díaz Ordaz, el cabecilla es Arnoldo Garza Martínez o Bartolo Rodarte Castillo, conocido como 'El Primito'. Entre los liderazgos de Los Metros, cuya presencia dominante también se encuentra en los municipios de Hidalgo, Villagrán y Mainero, está un personaje sólo conocido como 'Manuelito'. En cuanto a la célula delincuencial de Los Ciclones, el dirigente es Alfredo Cárdenas Martínez, conocido como 'El Conta Alfredo', y quien es sobrino de los líderes históricos del cártel del Golfo: Osiel Cárdenas Guillén y Antonio Ezequiel Cárdenas Guillén, 'Tony Tormenta'.

Académicos ven delincuentes, no terroristas

Entrevistado por el diario Milenio sobre la violencia en ese estado y las ejecuciones del fin de semana,  Javier Oliva, profesor investigador en la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la UNAM, rechazó los señalamientos de agencias estadunidenses o distintos actores políticos, que han sugerido tipificar este tipo de actos como terrorismo. En su opinión, sería suponer “que tienen un halo o un tufo ideológico”, cuando solamente son “una punta de delincuentes sin ninguna perspectiva de carácter social”.

“Los terroristas, aunque no estemos de acuerdo, tienen que ver con reivindicaciones de carácter religioso, étnico, separatista o ideológico. Decirles terroristas a los delincuentes es hacerles un favor que no se merecen, porque no hay ninguna reivindicación social”, explicó.

Por su parte, Gerardo Rodríguez, director del Departamento de Relaciones Internacionales y Ciencia Política de la UDLAP, coincidió con esta postura, pues aunque los criminales tienen “métodos que causan terror”, no es terrorismo como se tipifica en los códigos penales o internacionales. “Sus objetivos económicos están en el lucro de las rentas de un mercado ilícito altamente rentable como es la venta y trasiego de drogas, que por supuesto que causa temor y terror, pero terrorismo, no es”. Ambos especialistas consultados, también concuerdan en la necesidad de voltear a ver el papel del gobernador Francisco Javier García Cabeza de Vaca, quien estaría buscando heredarle la tarea de la seguridad a la Federación. Javier Oliva califica la actitud del gobernador como “irresponsable”, pues estaría “rehuyendo a su compromiso cívico y político”; “las partes civiles no están haciendo lo que les corresponde”, advirtió, según una información del diario Milenio.

 

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