• Ciudad

Pese al Covid y la cerámica china, persiste la talavera poblana

  • Elizabeth Román
En la ciudad de Puebla se encuentra la fábrica de Talavera más grande de Latinoamérica
.

La cerámica china, que imita las piezas auténticas de la Talavera poblana, y la contingencia provocada por el Covid-19, son los principales adversarios de este oficio tradicional del estado de Puebla.

La propagación de los contagios obligó a frenar la producción y a cerrar de manera temporal fábricas. Y las industrias asiáticas, que buscan acaparar el mercado, ofertan productos que en ocasiones llegan a ser 80 por ciento más baratos.

Sin embargo, las manos que dan vida a este símbolo cultural se niegan a ceder ante estos obstáculos y buscan seguir creando las piezas que dan renombre a Puebla.

El arte de la Talavera se inicia desde la tierra, con la extracción de barro negro y blanco de Valsequillo y Atlixco, con el que luego se hará una pasta amasada por los alfareros o torneros quienes darán vida a un sinfín de formas y figuras, que pasarán varias semanas en el secado, hasta llegar a su primer horneado a 850 grados, llamado Jahuete.

Más tarde vendrá el vidriado, proceso en el que la pieza se sumerge en un esmalte compuesto por arena sálica, estaño y plomo, que permitirá que el barro tome la textura brillante característica de la Talavera. Una vez que seque el esmalte la pieza será trasladada al área de estarcido, donde se colocarán sobre la figura, los patrones que podrán seguir los pintores.

Con pulso firme se deslizan los pinceles de pelo de chivo o de mula para dar el acabado colorido a las piezas, para lo cual solo se pueden emplear cinco colores: azul Cobalto, Amarillo, Naranja, Verde y Negro, ya que las pinturas se realizan a través de minerales que permiten conservar la denominación de origen. Luego vendrá el horneado final, con el cual se cierra el proceso de aproximadamente 8 semanas.

El equipo de e- consulta fue testigo de este proceso dentro de la fábrica más grande de Talavera de Latinoamérica, Casa Uriarte, ubicada en la ciudad de Puebla, donde labora Salvador Ruelas, uno de los alfareros que lleva 28 años realizando piezas de barro para la Talavera.

En entrevista el artesano platicó que llegó como ayudante desde los 16 años y que el oficio le gustó tanto que hasta ahora permanece ahí:

“Llegué a los 16 años, entré como ayudante, pero me llamó la atención y decidí practicar hasta que logré aprender. Me llamó mucho la atención porque sí me gustó bastante la manera de cómo formaban las piezas, cómo las hacían. Lo que más me gusta era cómo, de la nada, de un pedazo de tierra, se forman, digamos, obras de arte”. 

Al preguntarle cómo ha sido su experiencia trabajando como tornero comentó:

El principio un poco difícil porque tiene uno que tener paciencia para esto. Entonces, si se da uno por vencido a las primeras prácticas, quiere decir que no es lo tuyo […] a mí me llevó un año más o menos aprender y hacer las primeras piezas, pero las más sencillo, luego va saliendo más habilidad para hacer piezas más complicadas”.

Respecto a las exposiciones donde se ha exhibido el trabajo de este artesano o los viajes que ha hecho su trabajo dijo:

“Se siente una satisfacción, el que se logre que mis piezas lleguen al extranjero, ver que llevé yo el proceso correcto para que se logran todas, porque en lo personal a mí me agrada mucho que las cantidades que me piden salgan completas. Entonces, ya desde ahí es bonito: estoy cumpliendo con el 100 por ciento de mi trabajo y cumplir con las cantidades también es satisfactorio”. 

En el tema de la contingencia sanitaria por Covid-19, Salvador Ruelas afirmó que sí se ha visto afectado su trabajo:

“como todo mundo. Más afectado, principalmente, en los horarios y un poco en el dinero […] ahorita estamos viniendo, pero una semana sí y una semana no. A mis compañeros les tocó descansar esta semana y a mí trabajar. No hay con quién platicar. Si tenemos alguna duda , no hay con quién acudir. Entonces como que sí se siente medio raro estar así sólo”. 

La pandemia que inició durante el 2020, afectó a diversos sectores de la sociedad, entre ellos al cultural, pues la ciudadanía dejó a un lado el arte para enfocarse en la economía y la salud, por lo cual fabricas como Uriarte Talavera tuvieron que cerrar y modificar sus actividades para sobrevivir a la crisis económica.

Al respecto Katia Ramírez, encargada de diseño y aseguramiento de calidad en Uriarte dijo que sí se han visto golpeados por la propagación del virus: “como todo, se ha visto afectada en cuanto a sus ventas. Al final, al turista le llama mucho la atención el poder conocer la fábrica, conocer el proceso. Porque cuando conocen el proceso es cuando valoran realmente lo que cuesta una pieza de talavera, el trabajo que lleva cada una de las piezas”.

Aseguró que los decretos estatales para frenar los contagios han modificado sus horarios y tiempos de entrega: “estamos a expensas de la contingencia, de las restricciones que se van dando de acuerdo con el semáforo en el que estamos. La fábrica está tomando sus medidas en cuanto cubrebocas, gel antibacterial, es decir, a todas las medidas de seguridad e higiene e incluso también cuándo podemos trabajar, cuándo nos lo permiten; se trabaja en horarios reducidos”.

Expuso que, aunque la contingencia ha impactado sus ventas, no han dejado de pagar los sueldos porque saben que “todos los artesanos, empleados y sus familias dependen de esto. Entonces tratamos precisamente de apoyarnos en cuanto a medios digitales, el poder llegar al cliente y que nos compre, que te valore el trabajo que le guste al final”.

¿Cómo inició la fábrica Uriarte en Puebla?

 Los inicios de la fábrica empiezan en 1824 cuando la familia Uriarte adquiere la fábrica. Las piezas que fabricaban en un principio eran loseta y azulejos. Más adelante, se empezaron a enfocar en la Talavera, un producto más estético, comentó Katia Ramírez. 

Con la llegada de los alfareros españoles empezó esta tendencia, con lo cual la fábrica ofrece su denominación de origen además de su certificación de autenticidad:

“Nosotros ofrecemos una denominación de origen y una certificación. Tener una denominación de origen implica  cumplir con la norma que regula la Talavera y esta norma incluye procesos materiales, en los cuales nosotros tenemos que conservar esa tradición del proceso de la Talavera desde hace 197 años”.

Tags: 

Comentarios de Facebook: