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Reviven “trenazo” de Tehuacán que dejó 38 muertos y 22 heridos

  • Andrea Castillo
Un 19 de noviembre de 1991 a las 11 horas el maquinista Antonio Castellanos se había negado a conducir el tren de 14 vagones que terminaría descarrilado el norte de la ciudad
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Con una ceremonia luctuosa en Tehuacán recordaron el 29 aniversario de uno de los accidentes ferroviarios más grandes registrados en la historia de México, el también llamado “trenazo” ocurrió el pasado 19 de noviembre de 1991 y dejó una cifra oficial de 38 muertos y 22 heridos.

De acuerdo con información del cronista de la ciudad, Juan Manuel Gámez Andrade, ese martes transcurría con regularidad; pasando las 11:00 horas de la mañana había finalizado el desfile de los preescolares, previo a la conmemoración del 20 de noviembre, inicio de la Revolución Mexicana.

"Los tehuacaneros nos dedicábamos a nuestras actividades cotidianas sin imaginar que segundos más tarde ocurriría la mayor tragedia ferroviaria de nuestra historia contemporánea", mencionó Gámez Andrade.

Mientras tanto, un tren de 14 vagones cargado con soya y sorgo, circulaba a una velocidad aproximada de 180 km/h; el maquinista a cargo, Antonio Sergio Castellanos Conde, advirtió el riesgo, por lo que apenas una hora antes del accidente en la estación de Esperanza se había negado a conducir la máquina 9130.

Pero tras una supuesta revisión se dijo que el tren podría continuar su trayecto sin ningún problema.

Fue exactamente a las 12 horas con 37 minutos cuando al norte de la ciudad se escuchó un fuerte impacto, posteriormente, a los lejos se visualizó una enorme nube en forma de hongo, similar a las de las bombas atómicas.

Foto / Archivo

La pregunta que todos se hacían era "¿Qué pasó?", para descubrirlo tan solo unos instantes después: En el crucero del colegio Benavente, sobre la avenida José Garci-Crespo, el tren que presentó fallas mecánicas y motrices desde el 18 de noviembre había arrasado con todo lo que encontró a su paso: personas, automóviles y viviendas.

Al llegar al lugar de la tragedia el panorama era realmente devastador: cadáveres esparcidos por varias partes, algunos mutilados; vagones volcados, autos aplastados, negocios afectados en sus construcciones. Un caos total, acompañado de un fuerte olor a cemento, a sorgo… y a muerte.

La vista era tal que los primeros reportes indicaron que habían muerto al menos 100 personas y no fue hasta horas más tarde que las cifras comenzaron a bajar, sin embargo, eso no logró calmar a quienes vieron perdido su patrimonio tan solo de un segundo a otro.

Foto / Archivo Primera Línea
Ante esta tragedia nuevamente se puso de manifiesto la solidaridad tehuacanera, pues  decenas de voluntarios acudieron para ayudar a buscar personas heridas o fallecidas entre los escombros, aunque también se puso al descubierto que la ciudad no estaba preparada en materia de protección civil para eventos de esa magnitud.

“Si hubieran quitado a tiempo ese cruce del tren nada hubiera pasado”, fue el reclamo del pueblo de Tehuacán, y desafortunadamente tuvo que pasar esta desgracia para que fueran retirados estos peligrosos cruces ferroviarios en los que hoy solo permanece el recuerdo latente y decenas de leyendas.
 

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