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Alcohol y desmanes: la maldición para equipos nacientes de Puebla

  • Edwin García
Pese a que no han conseguido ligar una victoria o anotar un gol en Liga de Balompié, los Leones Dorados ya se hicieron fama a nivel nacional y no precisamente por su futbol
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Dentro del deporte poblano el futbol no ha sido precisamente una disciplina de la que puedan hablarse maravillas o donde la ciudad logre destacarse de otras potencias. A menos que mencionemos la súper temporada de aquel Puebla dirigido por Manuel Lapuente que en la campaña 89-90 enamoró a la ciudad y cautivó al país al lograr consagrarse con los títulos de Copa, Liga y el Campeón de Campeones de Concacaf, sólo entonces sí hubo una temporada de ensueño.

Sin embargo, en los últimos años lo único que puede destacarse son los dos ascensos que se lograron a la Primera División (hoy Liga MX), mismos que fueron protagonizados por Puebla en 2007 y por Lobos BUAP en 2017, donde los licántropos demostraron que jugar “con corazón” –como se denomina a manera de eufemismo a los equipos con bajo presupuesto- puede dar buenos resultados.

A estos pseudologros podemos agregar que el estado de Puebla contaría con otro equipo de futbol con el proyecto que tiene lugar en Teziutlán, municipio ubicado al noreste de la entidad, y que cobijó al club de Leones Dorados.

Con el surgir de la Liga de Balompié Mexicano se sumaron también distintos nombres de toda la República Mexicana, pues sería una competición alterna a la Liga MX que ofrecería oportunidad a todas aquellas franquicias y jugadores que simplemente no tienen cabida en el conocido torneo mexicano. Aquí fue donde Teziutlán alzó la mano para albergar a Leones Dorados, y si bien no hubo ningún ascenso que confirmara su buen nivel futbolístico, la afiliación del equipo a esta primera división inventada generó cierta ilusión.

 

Batallas internas

No obstante, esta semana los principales medios deportivos (y no deportivos) replicaron la noticia de que 15 futbolistas de Leones Dorados fueron llevados a los separos de Teziutlán luego de que presuntamente alteraran el orden público y realizaran actos vandálicos en el centro de dicho municipio, esto tras acudir a un conocido antro y quedar más que alcoholizados, como refirieron algunos testigos.

La detención tuvo lugar el pasado domingo, día en el que, horas antes, sostuvieron su segundo encuentro dentro de la LBM y donde volvieron a caer ahora ante Neza. En lo que fue su presentación en casa los felinos perdieron un gol a cero, aunque sus dos derrotas consecutivas (pues cayeron también ante Morelos F.C. por 5-0) no eclipsaron el festejo.

Pese a los lamentables resultados obtenidos recién en dos jornadas disputadas, Leones ya dio de qué hablar a nivel nacional por el escándalo que no se dio a conocer sino hasta días después que estalló la bomba, lo que indica cierta complicidad por parte del municipio o un simple desconocimiento sobre quiénes eran los detenidos.

El caso recordó mucho a lo ocurrido en 2017 con los entonces recién ascendidos Lobos BUAP, quienes también dieron de qué hablar y su caso de violencia interna llegó incluso a oídos del diario español El País. Aquí los protagonistas fueron Julián Quiñones (quien a la postre se destapó como el goleador del equipo) y William Palacios (jugador que pasó sin pena ni gloria por el club), quienes ya alcoholizados sostuvieron una riña dentro de un domicilio terminando con el joven delantero colombiano lesionado de los tendones en una de sus manos, laceración causada con un cuchillo.

La fórmula en ambos casos fue prácticamente la misma: un equipo poblano debutante en una liga profesional + ligar un par de jornadas disputadas + festejo y alcohol = desmanes públicos.

La cuestión aquí distó un poco de los teziutecos, pues el cuadro universitario ligaba una racha de 3 partidos invictos (un empate y dos victorias) y se posicionaba como líder general del torneo Apertura 2017. Leones Dorados, por su parte, no han conseguido si quiera anotar un gol en la Liga de Balompié Mexicano, pero sí han recibido seis, ¡seis en dos partidos!

 

¿Castigo para quién?

El caso Lobos BUAP tuvo fuertes repercusiones. Palacios simplemente fue despedido y Quiñones (quien ya contaba con seis goles en su cuenta personal) fue separado del plantel “indefinidamente” debido a que sus constantes ‘malcopeos’ no cumplían con el perfil que la BUAP exige, como lo señalaron en un comunicado.

La pregunta es más bien qué pasará con los jugadores que fueron detenidos el pasado domingo y por quienes se tuvo que pagar una fianza para que salieran libres, tal como si habláramos de ‘teporochos’ o delincuentes. El tema genera ruido, sí, porque se trata de deportistas que si bien no juegan en un equipo de élite, sí lo hacen profesionalmente; son atletas que representan a uno de los principales municipios del estado y que seguramente aspiran a jugar en otro club que les pueda ofrecer una remuneración mejor.

Ahora bien, en caso de que se castigue a los involucrados, ¿quién pierde más? Destaquemos que el equipo no marcha para nada bien en el certamen que disputan y 15 bajas sería una situación verdaderamente caótica. La estrategia más elocuente por parte del club sería omitir la situación y aplicar la sanción directamente en los sueldos, sin quitarles el sitio en el once titular (en caso de que lo tengan) para disputar el siguiente compromiso ante el Club Veracruzano de Futbol Tiburón, que viene de pegarle en calidad de visitante al San José F.C. en la jornada 2.

El torneo como tal recién va tomando forma y se esperan buenas cosas de los equipos poblanos, aunque definitivamente esperemos no se hagan costumbre los debuts con farándula negativa como los dos casos aquí mencionados.

Foto: Facebook / Leones Dorados y Agencia Enfoque

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