• EN SU TINTA

“Mi ánimo siempre ha sido involucrarme en la vida de los demás para contar historias”

  • Flora Molina
El periodismo debe emocionar a la gente, permitirle entender lo que ocurre y ayudar a construir alternativas de solución a los problemas sociales.
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Testigo de la transformación de una Puebla que vivía la irrupción de una nueva sociedad en medio de la polarización, Sergio Mastretta Guzmán confió su mirada para contar las historias de otros a través del periodismo y las letras que heredaba de su padre.

Fue en el barrio de Santiago, uno de más antiguos de Puebla, el espacio donde compartió los juegos de infancia con Ángeles, Verónica, Carlos y Daniel a solo unas cuadras de uno de los lugares más deslumbrantes de sus recuerdos de niño: el Paseo Bravo

Uno es a partir de lo que construye y la familia de Sergio viene de una historia larga. Su abuelo llegó  a la ciudad para construir un sistema hidráhulico para la fábrica Atoyac Textil de Mayorazgo. Don Carlos Mastretta Arista regresó de la guerra y abrazó su pasión por los autos y el periodismo en una Puebla confrontada. Su madre, María de los Ángeles Guzmán Ramos, una mujer con la fortaleza y el arrojo necesarios para enseñar a su familia el valor del trabajo duro.

El periodismo le ha permitido observar y documentar la vida en sociedad y su relación con el poder político y sus abusos, a través de contar historias que ha compartido a lo largo de muchos años en la prensa escrita, la radio y los medios digitales. Apasionado del campo y su cultivo, está convencido que nuestro país tiene que regresar a la tierra y a la cultura de las comunidades rurales. Disfruta de las fiestas tradicionales y de tomar un buen tequila o un delicioso mezcal, aunque cantar, como dice él, no sea lo suyo.

Años de infancia

Sergio Mastretta Guzmán nació en el barrio de Santiago de la ciudad de Puebla en 1955 en una casa que se ubicaba entre la 13 y 15 sur en el 1310, en una cuadra, dice,  que estaba en la frontera entre el “barrio pobre y el barrio rico”. A principios de siglo XX ahí se fue haciendo la colonia La Paz. La calle 15 Sur fue de las primeras que cruzó hacia la ruta de la Avenida Juárez, en donde se levantaban esas nuevas casas y de la 13 Poniente hacia Santiago, donde empezaban las vecindades.

“Yo crecí en donde había casas más recientes construidas a finales de los cuarenta. Ahí rentaban mis papás. Somos cinco hermanos: Ángeles, Verónica, Carlos, Daniel y yo que soy el benjamín. Del otro lado pasando Santiago, estaba su iglesia y había un baldío en donde actualmente está el Parque de las Ninfas, ahí jugábamos beisbol y nos “agarrábamos a trancazos” con los de la Venustiano Carranza. En esos tiempos el beisbol era tan importante como el futbol. Jugábamos con la palomilla del barrio, mis hermanos entre ellos.  Las casas en ese barrio tenían patios en la parte de atrás que se comunicaban por los jardines y ahí jugábamos futbol donde los árboles hacían de escaleras.”

Historias de familia  

“Mi papá vivió muchos años en Italia. Él era mexicano pero se fue a estudiar a la edad de 15 años a Europa, donde le tocó la guerra. Él empezó a trabajar de periodista pues le gustaba mucho escribir. A su regreso a México –sobrevivió por suerte-  se casó con mi mamá en 1948.  Él trajo la FIAT a Puebla y en 1954 quebró por una crisis económica en nuestro país. Entonces quebró su negocio y se dedicó a seguir vendiendo coches para otros. Vendió la marca Renault hasta que murió en 1971 en la única agencia que había que se encontraba en la Avenida Juárez.”

“Él era el gerente de la agencia, era muy buen vendedor de autos. Cuando quería vender un coche, se subía al vehículo y transformaba su personalidad. Paseaba al cliente, lo dejaba impresionado. Eran coches que se vendían muy bien, primero los Gordinis y luego el R-8 y el R-10.”

“Mi padre murió cuando yo era muy joven, tenía 16 años. Él era muy agradable, simpático, muy leído y ya había estado en otro mundo, por lo que al ver a la ciudad de Puebla y los rencores locales, los pleitos entre las derechas y las izquierdas, entre los FUAS y los Carolinos, se reía un poco. El sentido de una persona que ha visto la Segunda Guerra Mundial y ver los problemas de un país chico entonces, alejado de este mundo y conocerlo más que por las noticias. Entonces los pleitos locales los veía con cierta distancia.”

“Mi papá era un hombre muy trabajador, muy disciplinado. A las 8:30 de la mañana salía a trabajar y se iba caminando pues todo quedaba cerca; regresaba al cuarto para las doce a casa y a las tres y media ya estaba trabajando hasta volver por la noche. Lo primero que supe del mundo del trabajo fue por mi papá. Mi mamá también siempre trabajó, daba clases de baile en su academia y cuando murió papá, ella se hizo cargo de un lote de autos que él tenía, ahí mismo en la Avenida Juárez.”

“Ambos me enseñaron el valor del trabajo y a percibir con amplitud de vista la vida. Mi papá tenía una familia muy católica pero entendió que el mundo era más complejo. Él era muy católico pero no era mocho en lo más mínimo. Nosotros aprendimos un poco el mundo cristiano pero nunca con los ojos de una iglesia tradicional como en las familias de Puebla. La mía era una familia liberal.”

“Mi mamá vivió muchos años Ella nos sacó adelante pues mi papá falleció en 1971. Éramos cinco hermanos, el mayor tenía 20 y yo tenía 15 y no teníamos recursos. Mi familia no era de recursos económicos, mi papá era empleado. Mi mamá empezó a trabajar en el lote y en lo que podía. En esos años, todos nos fuimos a estudiar, mis hermanos y hermanas se fueron a la Ciudad de México y yo me fui a Guadalajara en 1973. Mi mamá es admirable pues sacó adelante a su familia. Ella falleció en el 2008.”

Fuente Nuestro Mundo

 

El periodismo en las venas

“Mi padre escribía una columna que se llamaba Mundo Nuestro -por eso mi  portal se llama así- y escribía también otra sobre temas automovilísticos. Él era todo un apasionado de los autos y ahí tenía una crónica muy bien hecha, muy bien escrita que publicaba todos los lunes en El Sol de Puebla, donde se hacía llamar Temístocles Salvatierra, el Mísero Vendecoches. Creo que no se ha vuelto a escribir una crónica así en la ciudad, una crónica urbana con muy buen sentido del humor. Cualquier lunes de los años sesenta se podría encontrar su columna.”

“Mundo Nuestro la publicaba en La Voz de Puebla que era un periódico que en término de lectores era más importante que el propio Sol, de la misma cadena García Valseca, que en ese entonces tenía un tiraje muy alto, mucho más en proporción de los actuales, tal vez se su tiraje era de 35 mil ejemplares. La prensa escrita era mucho más fuerte y con mayor presencia. La Voz salía como a la 1 de la tarde con las noticias del día.”

Mundo Nuestro no era una columna política, un espacio de reflexión, en donde analizaba un poco los problemas locales, lo que no les gustaba sobre todo a los FUAS. Dos o tres veces en esos años de conflicto llegaban los FUAS y se plantaban enfrente de la casa de la 15 sur con cuatro o cinco coches durante la madrugada a tocar el claxon en represalia un poco por lo que mi papá escribía. La gente fácilmente cae en el fanatismo, de un lado o de otro de la historia.”

Un niño feliz

“Mi primer año de kínder lo hice en el Colegio Pacheco que estaba en una casona del Paseo Bravo, donde actualmente está una universidad. Ahí había una casa antigua, muy bonita de dos o tres pisos con un patio central y un patio al fondo; ahí estaba la primaria y la secundaria femenina, pero en el kínder iban niñas y niños, al menos íbamos dos niños, mi amigo Sergio Hidalgo (QEPD), -a quien quise mucho- y yo, con un grupo de chavalitas que eran como treinta. Luego me pasaron al Colegio Oriente que estaba en la 21 Sur, donde se encontraba la escuela primaria y actualmente la UPAEP.”   

“Fuí un niño muy feliz. Lo más deslumbrante que recuerdo de niño era el Paseo Bravo. Tres o cuatro días a la semana íbamos hacia allá y era verdaderamente sensacional porque concentraba un montón de elementos que ha perdido actualmente: tenía un acuario funcionando, una pequeña alberca con lanchitas, un redondel en el kiosko donde estaban los juegos mecánicos de La Castañeda y a un lado hacia la 13 había un zoológico con un león César que lo fueron a balacear unos gandules. Ahí empezaba una diversión sensacional, era un espectáculo que gozamos mucho de niños.”

Fuente Puebla Antigua

 

Cheli para los cuates

“Mi papá me puso el mote de Cerillo, porque me encendía y luego me apagaba, ya que a los cinco minutos ya no me acordaba por qué había hecho berrinche. De ahí derivó a Cerillón,  Chelifón y de ahí se quedó Cheli. Todos mis amigos de la prepa me dicen así hasta la fecha. Creo que he sido irascible pero he madurado un poco.”

Su pasión por el futbol: el Dukla y la Liga Juventud

“Desde niño jugaba mucho futbol incluso yo me retiré a los 47 años, fui llanero toda mi vida. Mientras mis hermanas aprendían italiano, nosotros jugábamos futbol y por supuesto no aprendimos el idioma. Yo jugaba extremo izquierdo o lo que en ese tiempo era interior izquierdo. Luego me tocó el cambio del 4-3-3 que introdujo la Selección de Brasil de 58 y 62, que jugaba con cuatro delanteros en el Mundial de 1970, en donde ya se utilizaba el 4-3-3. Yo era zurdo pero le pegaba muy bien con la izquierda.”

“Yo era cuatro ojos y me molestaban mucho por eso pero jugaba muy bien futbol y me daba estatus.

Muy pronto tuve la suerte de formar parte de un equipo de futbol muy popular aquí en Puebla que se llamaba el Dukla, porque en 1962, México le gana a Checoslovaquia en el Mundial de Chile, luego nos ganó Brasil 2-0 y empatamos con España y pues ya no pasamos a la siguiente ronda, pero le ganamos al subcampeón. Ellos tenían un jugador muy bueno que se llamaba Josef Masopust de un equipo que se hizo muy famoso en ese tiempo que se llamaba Dukla. Aquí en Puebla, algunas personas fundaron un equipo con ese nombre en donde los niños jugábamos. Jugué hasta que me fui a estudiar a Guadalajara. Esa etapa de mi vida nos llevó a que aprendiéramos a jugar fut con un entrenador en un club.”

“Yo era hábil con la pelota y llegué a jugar muy bien futbol.  Era muy mal rematador de cabeza y siempre la regaba ahí, no tenía cualidades, pero era más bien driblador y pasador, corría yo rápido a mi nivel llanero. Recuerdo que el Dukla de Praga vino a México a jugar con el Puebla, cuando estaba en segunda división y no existía el Estadio Cuauhtémoc, por lo que jugaba en el Estadio Zaragoza. Ahí jugamos en el medio tiempo, teníamos nuestro uniforme igual al de los checos que era un uniforme amarillo y rojo, y luego nos llevaron a que nos dieran los checos unos autógrafos. Fuimos a los vestidores y recuerdo que estaban todos “encuerados”, hasta uno de ellos se enojó porque llegamos.”

“Recuerdo que había una casona en la 25 Poniente de un señor que se llamaba Jorge Mena, un tipo muy buena persona y muy fuerte que ya falleció. Él fue quien llevó al equipo junto con otra persona. Los sábados nos reuníamos ahí a jugar y desde muy niños participábamos en una organización futbolera, mi hermano Carlos jugaba muy bien. Los grandes eran él y una serie de chavos que nos llevaban dos o tres años, luego los de en medio y lo más pequeños. Yo fui creciendo y al pasar al equipo de los grandes, empezamos a jugar en los campos de La Salle por Plaza Dorada. Era un campo que estaba bardeado y arbolado, que tenía como cinco o seis campos grandes y ahí jugaba la Liga Juventud.”

Instituto Militarizado Oriente: Años de formación

“Yo estudié en el actual Instituto Oriente de jesuitas que en ese tiempo era militarizado. Un colegio que en 1963, los jesuitas decidieron incorporar al ejército mexicano. Yo fui teniente y fui ascendiendo en grados militares. Empezaban siendo de primera, luego cabo, después sargento que era doble; sargento primero que ere triple, teniente y capitán. Los cargos se ganaban por obra y gracia del espíritu de estudiar ahí. Las autoridades en el colegio decidían quién llevaba esos cargos.

Al “huevón” no le daban un cargo así, pero tampoco al aplicado extremo o “matadito”. Sí había un cierto criterio de liderazgo: cómo te llevabas con tus compañeros y qué tanto participabas en las actividades escolares. En la prepa teníamos un muy buen maestro que tenía sus estamentos. Se encontraban los sabios, que eran los más listos, algunos porque eran muy matados, otros porque eran muy listos o las dos cosas, luego estábamos los del montón y las recuas, como les decía. Yo estaba en el promedio, tirando más a los aplicados pero nunca fui de puro diez.”

“Yo llegué a ser teniente en 1973 con un personaje de la historia de Puebla, el Mayor Flores Narro, que era el jefe de la Policía. Había dos militares a cargo de la seguridad pública en Puebla, él y el Coronel Álvarez Moguel, papá de un político que por ahí anda, Omar Álvarez Arronte. Su papá era jefe de los judiciales y el Mayor Flores era el jefe de Seguridad Pública.”

“A mí me tocó esa primera etapa en la primaria. Teníamos un uniforme con una corbatita y un pantalón y una camisola caqui, esas cuarteleras como de cocinero; también había un uniforme de gala. Cuando se militariza el colegio, ese mismo año la secundaria y la preparatoria se van a la colonia San Manuel, antes se encontraban en la 9 Poniente, donde hay un edificio que alberga el centro escolar de la UPAEP. En ese tiempo la primeria del Oriente estaba en la 21 Sur. En un principio era un edificio principal de dos pisos y se fue ampliando y construyendo el área de oficinas.”

“Cuando empezaron en ese lugar fue el primer año de militarización y recuerdo que los estudiantes en el recreo no podían hacer bolitas de más de tres personas. Todos los días había ejercicios militares de lunes a viernes. Cuando yo entré a la secundaria solo eran los miércoles pues le fueron bajando a la disciplina y al rigor.”

Fuente FB Sergio Mastretta

 

“Cualquiera del Oriente puede contar cómo nos fue porque nos marcó en la vida. La escuela era de jesuitas, que son una mezcla extraña entre conservadurismo y gente progresista, donde puede haber jesuitas muy conservadores o muy radicales de izquierda; entonces esa mezcla se vivía en el colegio, pero en la formación prevalecía la orientación de los más conservadores.”

“Fue una experiencia que sí fue significativa para toda una generación. En 1973 fue el último año de la militarización. Los jesuitas decidieron cortar la relación pues costaba dinero al colegio. Recuerdo que no obstante haber estado diez años en un colegio militarizado, cuando salí no tenía cartilla, pues uno de los beneficios que teníamos es que nos daban el documento. Todavía a la generación de 1972 le dieron su cartilla pero justo al siguiente año rompieron relación. Finalmente la obtuve por el año de 1974 o 1975. Yo ya me había ido a estudiar a Guadalajara y tuve que venir a pagar 10 pesos semanales a lo largo de todo un año”

Puebla y sus movimientos sociales

Una anécdota que por cierto acabo de escribir y ya la he contado en alguna crónica, tiene que ver con lo que hemos vivido últimamente: la movilización estudiantil. La ciudad de Puebla era una ciudad muy enfrentada, muy polarizada y esa polarización se vivió dentro de la universidad. La BUAP era una universidad construida y controlada por un grupo encabezado por el rector, entonces muy conservadora. No católicos necesariamente, pero sí muchos católicos.”

“La BUAP estaba controlada por una sociedad muy autoritaria, que en ese entonces presentaba muchas contradicciones. Justo en los años sesenta hubo una explosión en el mundo que derivó en lo que conocemos como México 68, situación pero se vivió a lo largo de una década en Puebla.  Dentro de la universidad hubo una ruptura en 1973, donde se produjo la expulsión de una muy importante parte de la comunidad universitaria.”

“Salieron facultades enteras que fundaron la Universidad Popular Autónoma del Estado de Puebla, la UPAEP en 1973, pero los doce años previos entre el 1961 y el 1973 fueron tiempos de disputa por la universidad. En 1961  yo cursaba el segundo de kinder, -ya no estaba en el Pacheco sino en el Oriente- y recuerdo perfectamente bien y no se me olvidará nunca a mi maestra.”

“Estábamos en ese momento en un galerón que tenía el colegio, como un salón de usos múltiples, en donde hacían los concursos de coro. Ahí me mandaron a volar con esa canción yucateca de Caminante, pues yo nunca había escuchado la maldita canción y no la sabía. Recuerdo que pasamos uno por uno a cantar y pues cuál caminante, sonó el campanazo y para afuera, nos iban tronando. Todo mundo odiaba a los del coro porque habíamos sido parte de una selección terrible. A mí me gustaba cantar pero no canto muy bien, entonces no fui seleccionado.”

“En ese salón estábamos cuando ella y otra maestra empiezan a gritar: ¡Ahí vienen los estudiantes, ahí vienen los estudiantes! Y en ese día se registró una escena histórica en Puebla pues en esos conflictos, las escuelas confesionales como el Oriente y el Benavente eran vistas por un sector de los Carolinos, como enemigas, como rivales. Hubo una movilización estudiantil que marchó desde el Carolino, por toda la 2 Sur hasta llegar a la esquina de la 25 donde está el Benavente.”

“En este tiempo apenas estaban construyendo Ciudad Universitaria en 1961. La Universidad se ubicaba en el centro y ahí se encontraban Medicina y Arquitectura. Al llegar el contingente estudiantil yo estaba en el Colegio Oriente y no tenía ni idea de lo que estaba pasando. Me enteré  muchos años después. Pero lo que ocurrió cuando yo estaba ahí en ese salón de usos múltiples en la mañana, cantando probablemente, fue que llegaron los estudiantes de la BUAP al Benavente en la esquina de la 25 Poniente con la 2 Sur, donde se encontraba un convoy militar con cuatro o cinco camiones de soldados, todos trepados en los camiones.”

“Al llegar los estudiantes dispuestos a apedrear el Benavente y  ver el convoy militar, se quedan las dos partes frente a frente y del convoy baja el Gral. Rodríguez Familiar que era el jefe de la Zona Militar aquí en Puebla;  camina hacia los estudiantes y del grupo sale un dirigente, que por cierto no sé quién es. Él se queda viendo al militar y éste le dice: Muchachos, si en cinco minutos no desalojan la calle les echo a la tropa. En ese momento este cuate se voltea hacia sus compañeros y les dice: Compañeros, tenemos cinco minutos. A partir de ese momento no dejaron un vidrio vivo del Benavente, pues lo apedrearon de principio a fin. La fachada del colegio tiene un montón de ventanitas y los estudiantes se dieron el lujo de romper todas. Entonces el mismo dirigente grita: ¡Al Oriente!”

“El Gral. Rodríguez Familiar no dijo nada pues solo fueron testigos de cómo apedrearon pues no se bajó ni uno de los militares de los camiones pues estaban todos acantonados. Se echan de reversa y se van por su lado. Los estudiantes por su parte se dirigieron al Oriente, donde estaba yo, pequeñito de seis años. Es ahí donde escucho el grito unos minutos más tarde de ¡Ahí vienen los estudiantes!”

“Sin embargo, al llegar los estudiantes al Oriente se encuentran a los mismos soldados, al mismo Gral. Rodríguez Familiar abajo de los camiones y a los soldados con sus rifles, por lo que no apedrearon el Oriente, por supuesto. En ese entonces había un clima en la ciudad de Puebla de efervescencia y conflicto. Actualmente las derechas y las izquierdas cuentan que a las dos de la tarde decían: ¡Vamos a comer y regresamos a las cuatro y nos seguimos rompiendo la madre’. Muy civilizada la guerra civil poblana.

“Este hecho lo cuenta muy bien con una narración más lúcida que la mía, el periodista, Gabriel Sánchez Andraca, quien ha estado en los últimos treinta años en el periódico Cambio, al que yo le tengo mucho cariño porque cuando regresé a Puebla en 1987, trabajé tres años o cuatro años en el periódico, no es el equipo de criminales que es ahora. Él me acogió como joven periodista, bueno, ni tan joven pues tenía yo treinta años cuando llegué a Puebla de regreso.”

Fuente AHU

 

De jesuita a periodista

“Cuando me fui a Guadalajara quería ser jesuita. Es algo de lo que no hablo mucho  No me hubiera ido a otro lugar, no me hubiera ido de lasallista, no me hubiera ido de diocesano. Conocí en la prepa un mundo en la Compañía de Jesús que fue muy atractivo para mí y bueno, cada quién va viendo su vida, sus etapas y para mí fue fundamental la experiencia ante la muerte de mi papá, eso me movió mucho el piso y me decidí a partir”.

“El contexto social que se vivía en ese entonces era disruptivo, de ruptura y qué cosa tan extraña, me meto de jesuita pensando en la revolución que era lo que ocurría con mucha gente joven y algunos más radicales que yo se fueron de guerrilleros porque México vivía una situación extrema. Si ahorita tenemos gobernantes autoritarios, imagínatelos hace cuarenta años.”

“El sistema de poder era verdaderamente una dictadura. La dictadura perfecta le han dicho al PRI. Era un modelo de sociedad que se manifestaba desde las familias, en las escuelas y por supuesto en la manera de gobernar y de quedarse gobernando por mucho tiempo. Eso fue lo que conocí de joven, un mundo de enorme desigualdad, que vemos hoy todavía en México.  Esto me marcó con la propia experiencia personal que tuve por la muerte de mi papá para buscar un mundo distinto. El lenguaje que tenía era un lenguaje cristiano, católico, progresista, no el conservador. Empecé a leer textos de la Teología de la Liberación, y tomé la decisión de buscar un rumbo donde duré cinco años.”

La Compañía de Jesús estaba viviendo una crisis muy fuerte. Cuando los sacerdotes jesuitas dijeron, no podemos seguir educando a los ricos, tomaron la decisión de cerrar el Colegio Patria, que era uno de los más exclusivo en la Ciudad de México, donde iban a estudiar los hijos de políticos, los hijos de los potentados e industriales.  Los jesuitas deciden cerrar ese colegio y dicen no más. Fue como una campanada, un hecho simbólico de derivar la experiencia de la Compañía de Jesús en México hacia una iglesia mucho más comprometida con el mundo de los pobres.”

“Ese territorio fue en el que me metí, el que me involucró. Entonces yo estudié en Guadalajara, pero no estudiamos en un seminario. Yo estuve dos años en una colonia popular, trabajé seis meses en una fábrica de obrero a lo largo de seis meses siendo novicio, y luego tuvimos otros dos años en una comunidad campesina. En el quinto año de mi vida como jesuita decidí que ese no era mi camino. Ya en la Ciudad de México decidí cortar esa carrera cuando tenía alrededor de 22 años.”

“Esa etapa fue un alumbramiento en mi vida, una experiencia inolvidable, formativa, como no la había tenido nunca en una universidad: una experiencia de país, de conocimiento de la realidad. Un involucramiento con la necesidad de pensar la acción y actuar de manera inteligente. Fue una formación muy especial porque la preocupación fundamental era esa: entender lo que estaba ocurriendo con recursos intelectuales que permitieran tener una impresión más de fondo de la realidad, pero al mismo tiempo, involucrados con ella.”

“Tuve una experiencia de vida muy involucrada con la realidad que ninguna universidad me lo hubiera permitido pues era otro el propósito. Las universidades quieren formar arquitectos o ingenieros, no quieren formar ciudadanos para el mundo, como la Ibero lo dice. A las universidades les cuesta mucho trabajo involucrar a los estudiantes más allá de las aspiraciones e intereses particulares de cada uno de los estudiantes, involucrarlos con el mundo. Yo tuve esa formación a lo largo de cinco años. Me enseño a comprometerme y a participar. Lo que he tratado de hacer en mi vida es involucrarme.”

“Recuerdo esos años que fueron muy gratos, de un enorme aprendizaje, no sólo porque tuve muy buenos maestros y muchísima lectura, sino porque viví una experiencia religiosa que me marcó. Hoy yo te puedo decir que soy ateo. Mi mundo no tiene ya que ver nada con la religión, hablando de la religión católica.”

Mi búsqueda personal

“Salí de la Compañía de Jesús en el quinto año en 1978 e inmediatamente ingresé a Filosofía y Letras en la UNAM donde estuve dos años haciendo la licenciatura abierta. No sólo estudiaba sino trabajaba de obrero. En 1979 trabajé de ferrocarrilero por el futbol. Yo vivía en la colonia Guerrero, donde me invitaron a jugar futbol en los campos del deportivo ferrocarrilero que era muy bonito. Por cierto construyeron un eje vial que le pasó por encima y se acabó por un tiempo el torneo de futbol, por lo que nos tuvimos que ir a jugar en los llanos de Zacatelco y de Naulcalpan.”

“Al involucrarme con esta comunidad de futboleros les pregunté si no podía entrar al ferrocarril y tuve una experiencia de trabajo a lo largo de cuatro años. Primero fui estibador. En ese entonces todavía había ferrocarril de pasajeros, que tenía un vagón express y de Correos de México. En el express iban todo tipo de mercancías que no forman parte de grandes volúmenes: un menaje de casa de alguien que se iba a vivir de Irapuato a Mérida y trepaba todos sus tiliches en el tren o alguien que vendía sombreros, que mandaba un embarque y le salía mucho más barato que utilizar otro tipo de transporte.”

“El país se movía en ferrocarril porque era un transporte muy eficiente, pero todo eso se descarriló para desgracia de México pues el país perdió el rumbo de una política de movilidad distinta a la de los coches y los tráilers; abandonó el ferrocarril y se dejó de invertir. Todo eso me tocó en un momento determinante. Luego me pasé al taller de máquinas y fui ayudante de mecánico, un trabajo duro. Todo eso tenía un sentido pues tenía que ver el mundo así, lo que me ayudó mucho.”

“Al final todos somos palabras y nos explicamos el mundo de esa forma. Venimos de historias personales, de historias que tiene que ver con procesos culturales de largo plazo: En qué sociedad nacimos, en qué familia y las palabras entre otras cosas están para describir el cambio. El cambio en la vida de uno. Entonces el discurso que yo tenía para explicarme el mundo fue un discurso que empezó a quedar vacío. Un discurso que no me llenaba para entender lo que yo vivía y lo que quería hacer de mi vida.”

Puebla y una memoria de conflictos

“La memoria que tengo de una ciudad que viene de conflictos sociales nos obliga a construirnos para participar y ser parte de la solución. No es nuevo lo que vimos en la marcha de estudiantes del 5 de marzo pasado. Ojalá ese estudiantado tuviera más idea de lo que hemos vivido. Los historiadores no sé dónde están y los periodistas no somos historiadores. Entonces hay un litigio entre quién y cómo se debe contar lo que nos ha pasado. ¿Quién les dice lo que ocurrió en los años noventa, cómo se hizo la expropiación de Angelópolis donde está actualmente Costco; quién fue Bartlett; quién les explica cómo se comportó el Estado mexicano con los campesinos dueños de esas tierras, ejidatarios de San Andrés Cholula y de los pueblos de Tlaxcalancingo y Cacalotepec?”

“Los campesinos fueron expropiados vilmente, les compraron a muy bajo precio y ahorita lo que vemos es este devenir moderno de la ciudad que está basado en un gandallismo del estado sobre la tierra. Pudo haber otro tipo de desarrollo, no por estar en contra sino en la forma en que se hizo.  

¿Quién cuenta esas historias? Los periodistas que estuvimos presentes lo hemos contado a nuestra manera. El periodismo siempre tiene la desgracia de ser un periódico de ayer.

El 5 de marzo vimos marchar a los jóvenes con esa fiebre de participación, con esa emoción de cambiar las cosas y me pregunto: ¿Cómo fueron esos estudiantes que apedrearon el Benavente, esos estudiantes que se salieron porque no estaban de acuerdo con los estudiantes o maestros de izquierda, los profesores que fundaron la UPAEP?  Dos ciudades enfrentadas, dos maneras de ver el mundo. Hay mucho que decir ahí, pero sí creo que esas interrogantes no las tengo bien respondidas y quisiera responderlas mejor. ¿Cómo contar la historia reciente de manera ágil, inteligente, crítica y al mismo tiempo de forma apasionante? Porque es una historia emocionante la de esta ciudad.”

Fuente Enfoque

 

“Ahora mismo creo que el periodismo está para algo más que describir los hechos. La sociedad tiene enormes rezagos, requiere de mucho más inteligencia y capacidad de ilustración de lo que ocurre. Hay mucha gente en la sociedad civil haciendo cosas, que se involucra porque el estado que tenemos es incapaz de resolverlo.”

“En la historia más reciente para entender lo que pasó en la elección de 2018 en Puebla, necesitamos un periodismo mucho más hábil, porque los historiadores no lo van a abordar pues están en otro ámbito. Por tanto, el periodismo tiene esa tarea de contar la vida cotidiana, la vida diaria y tendríamos que hacerlo mucho mejor.”

“En el tema ambiental, si no es por la asociación Dale la Cara, hay otros grupos pero particularmente Dale la Cara, se ha podido poner en la mesa de discusión pública la catástrofe del río Atoyac. Si no lo hace la sociedad civil, el estado no lo hace por sí mismo. Las instituciones no dan para eso. ¿Por qué hay gente civil involucrada? Porque el estado está rebasado. Los gobiernos son incapaces. Tenemos el problema del río Metlapalapa en Huejotzingo provocado por el gobierno que generó un conflicto social que nunca debimos haber tenido, porque fue el gobierno que hizo un parque industrial sin drenajes, un fraccionamiento industrial con fábricas sin plantas de tratamiento y la mejor solución que encontraron empresarios y gobierno fue echar los desechos al río.”

“Ahí se cometieron muchos delitos que yo denuncié. Consulté a través de transparencia del gobierno y ahí estaban los contratos sin permisos ambientales y manifestaciones de impacto ambiental, contratos pagados sin la obra terminada, es más, ni siquiera habían empezado la obra. Esto lo hizo Antonio Gali. Yo creo que el periodismo tiene que describirlo e involucrarse en que las cosas se resuelvan.”

“Me hace enojar los abusos que vemos todos los días de la gente que está en el poder. Ya no se merece un país como el nuestro tanto abuso de poder. Me enoja que las cosas sean así, pudiendo ser de otro modo, mucho más sencillas  y mejor llevadas como el tema de Angelópolis y el medio ambiente. Esta sociedad tiene  miles de personas que han pasado por las universidades, que son perfectamente capaces de solventar este tipo de conflictos pero hay estructuras que lo impiden.

El periodismo y las crónicas de mi vida

“Mi ánimo siempre ha sido el de contar historias, involucrarme en la vida de los demás contando historias. En un momento dado quise aventurarme en la carrera de escritor, pero me ganó el periodismo. No me veo a mi mismo encerrado contando historias que tengo en la cabeza. Las historias las tengo que contar en la vida real y esa vida real es la que muy pronto me fue diciendo que es incomparable lo que se vive.”

“Hay mentes que sí tienen una enorme imaginación para crear y recrear el mundo. Yo soy un poco más sensato. Ser consciente de mis limitaciones y al mismo tiempo de gozar muchísimo la vida y las historias de los otros, también mi propia historia ahí involucrada, pero la historia de la sociedad en la que estoy. Así que desde muy joven a salir de la Compañía de Jesús me involucré en el ejercicio periodístico que me fue marcando el camino.”

“No es fácil hacer ese tipo de periodismo. No digo que tenga la solución sino que considero que el periodismo, además de describir los hechos muy bien, tiene que emocionar a la gente, permitirle al público entender lo que está ocurriendo y sí tiene que ayudar a decir por dónde, ayudar a construir alternativas de solución a los problemas que involucren a un conjunto de actores, empezando por los gobiernos. El periodismo no se puede quedar viendo. Entonces sí creo que se debe involucrar con sociedad civil.”

Mundo Nuestro

“Actualmente tengo el portal Mundo Nuestro con la idea de crecer un poco pues es un proyecto que depende absolutamente de mí. Siempre he tenido el propósito de  conseguir recursos. No es fácil. Este ejercicio de e-consulta es un buen ejemplo del costo que tiene buscar hacer un periodismo independiente. Los medios de comunicación en México y en Puebla han vivido del gobierno de principio a fin. Los emolumentos están dados en buena medida por los recursos que vienen del gobierno.”

“Construir un medio que sea independiente económicamente, que se pague por sus lectores y por sus usuarios es muy difícil. Antes el territorio de la publicidad era más sencillo. Ahora la publicidad digital es muy complicada, no se paga lo que vale y no se mide bien. Estás leyendo una nota y te aparece un anuncio, lo ves o no lo ves, lograr el objetivo de anunciante, es muy difícil. Tener medios independientes económicamente, un medio autónomo y no sometido, es muy complicado. 

Mundo Nuestro es chiquito porque no tengo muchas cosas porque no tengo publicidad de gobierno, porque ni la busco ni la quiero. Tengo posturas empresariales y comerciales, pero me ha costado trabajo expandirme. Ahí publico mis textos, los mejores y los peores. El medio ya tiene seis años, en donde se puede encontrar temas de medio ambiente en un espacio que busca un nicho de lectores, pues no es un medio para la noticia diaria, ya que son textos más elaborados, más largos y cuesta trabajo su consumo por el tiempo de lectura de la gente, por lo que construimos textos atractivos que jalen al lector y que no lo pierdas al tercer párrafo.”

La vida pública y la construcción de ciudadanía

“Actualmente participo en un grupo que se llama Puebla contra la Corrupción y la Impunidad que me permitió hacer el libro La trama Audi. Componendas de un gobierno autoritario,  el cual tiene el propósito de entender el comportamiento de un gobierno en el estado de Puebla con las capacidades que pueda tener un gobernador con un poder autoritario y absoluto: con el control del Congreso del Estado, el control de los jueces, con las instituciones a su servicio, sin posibilidad alguna de que alguien le haga una auditoria, sin saber a quién se le entrega las obras y cómo se han hecho las obras. Así estuvimos con Moreno Valle, con Marín, con Melquiades, con Bartlett, con Piña Olaya  y Jiménez Morales. Los gobernadores han hecho lo que han querido.”

“Ante esto, o uno se queda viendo o te involucras para que esto se pueda hacer de otra manera, por lo que creo que debe haber un periodismo más comprometido haciendo lo que nos toca hacer  que es contar bien las historias, ir a fondo de los problemas y buscar la construcción de alternativas.”

Dinero ilegal y elecciones en Puebla

En materia de investigación y ante la experiencia que vivió el mismo Sergio durante el proceso electoral a la gubernatura del estado de Puebla en 2018, participó, junto con otros autores e investigadores, en la realización de los libros “Dinero ilegal y elecciones en Puebla”, serie de tres volúmenes auspiciados por la organización Puebla contra la Corrupción y la Impunidad.

Los libros llevan por título;  Dinero ilegal: elecciones y violencia en Puebla. Episodio 1: 2018; Dinero Ilegal, elecciones al mejor postor en Puebla. Episodio 2: 2019; y Dinero Ilegal, elecciones y operación de Estado en Puebla. Episodio 3: 1988-2019. Los textos pueden descargarse en la siguiente liga: https://pueblacontralacorrupcion.org/

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