• Salud

“Como en la época de las cavernas”. Así vivimos hoy

  • José Alberto Vázquez Benítez
El desacato de las normas de higiene por la pandemia continúan
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Quien esto escribe. Su muy seguro Servidor llegué a Huejotzingo,  Puebla asignado al Centro de Salud de esa muy antigua y rica en tradiciones población, año de 1977, llegando los días de la Semana Nacional de Vacunación, las brigadas de enfermeras regresaban de campo, ciertos días cabizbajas y muy tristes, defraudadas. Había ocurrido, como desdendenantes ocurría, que en algunos pueblos, Atexcac, San Buenaventura, Domingo Arenas, por cierto al pueblo de Domingo Arenas Pérez que fue un general revolucionario, también le llaman; “San Domingo Arenas”, y otras comunidades que entonces y hasta hoy viven, su economía y el ingreso de las familias es de la extracción del carbón, mismo que a lomo de mulas bajan a vender a los mercados de Calpan, Huejotzingo y Cholula; SI como en la época de las cavernas, y ahí, en las cuevas de las barrancas colindantes con los pueblos, escondían a todos los escuincles cuando llegaban las brigadas de vacuna; las abnegadas enfermeras no encontraban un solo chamaco para vacunar y regresaban con las hieleras con frascos de biológico llenos. 

El temor y argumento para esconderlos y no permitir las vacunas era porque el gobierno iba a esterilizar a todos niños y niñas. Así como se lee, que por medio de la Vacunación se pretendía esterilizar a los menores, por eso les llevaban a las barrancas a esconder y les defendían contra la vacuna a capa y espada, mejor dicho; a puntas de flechas y arcos. La solución fue, mediante autorización de Servicios de Salud y aportaciones de Clubes de Servicio de la región se compraron juguetes; muñecas de trapo y de plástico, cochecitos, valeros, trompos y bolsas de canicas. Previa la entrega de estos juguetes a los niños, los padres permitieron vacunarlos.

En estos días de lucha contra la pandemia, en poblaciones como La Resurrección, igual, se ven acciones de violencia cavernícola; exaltados pobladores voltearon e incendiaron una patrulla al iniciarse acciones de riego para sanitarización de calles de la comunidad, y pretendieron linchar a dos de los operarios. Lo mismo ocurrió recién días antes en la Población de Nopalucan.  

Esas peligrosas y amenazantes costumbres muy arraigados en nuestro pueblo, prevalecen con mayor peligro que la misma pandemia. Más peligro que el Virus, representa el maléfico y muy difundido “No creo que exista el virus”. No hay combate efectivo, ni los absurdos decretos, pueden contra esto. Vemos en la Foto 2, en mercado de El Parral, mero centro de Puebla, un puesto de memelas “to-go”, en el cartón naranja se puede leer: “¡Servicio solo para llevar!” y puede verse también mesas para parroquianos “Vip”.

Resalta el NO uso y muy mal uso de cubrebocas, por la calor, de las dependientas. Bien vale preguntar: ¿Y, las autoridades, los inspectores municipales que con exceso de energía han cerrado negocios que manifiestan haber cumplido estrictamente con las medidas preventivas de higiene? Los inspectores también suelen disfrutar del rico sabor que se genera en los puestos y antojerías.  

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