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A falta de internet, Lissete acude diario a un parque para tomar clases en línea

  • Edwin García
Con el cubrebocas bien puesto y el firme compromiso de terminar el ciclo escolar a como dé lugar, la menor acude a un parque de Mérida para buscar conexión a internet gratuita
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El Covid-19 y la consiguiente cuarentena que trajo consigo vino a evidenciar una de las realidades del México contemporáneo que más trabajo ha costado sacar a flote, pues debido a que la educación en todos los niveles se vio interrumpida, las clases en línea parecían la alternativa más viable para ‘no perder el hilo’. Pero, ¿qué hay de todas y todos aquellos que no cuentan con la solvencia económica suficiente para contratar un servicio de internet?

Aunque para algunos resulte difícil creerlo, aún en poblaciones urbanas existen familias sin este servicio en pleno 2020, pues las oportunidades no son las mismas en una entidad para nada homogénea.

Pero por más que la falta de conexión a internet pareciera ser uno de los inconvenientes para no tomar las clases en línea hubo quienes no vieron en dicha carencia un pretexto y buscaron alternativas para poder continuar sus estudios a distancia.

Lissete es un claro ejemplo de esta perseverancia que no me permitiré romantizar o calificar con un término tan desgastado como es la ‘resiliencia’, pues claro está que el punto central de esta nota es una falta de oportunidad y carencia evidentes.

Ella cursa el segundo año de preparatoria y para continuar con sus clases en línea asiste al parque de Juan Pablo II, en Mérida, pues ahí aprovecha el internet público al no contar con este servicio en su casa.

La alumna de la Preparatoria 2 perteneciente a la Universidad Autónoma de Yucatán (UADY) acude diariamente al parque donde llega a permanecer hasta dos horas, en compañía de su madre, Raquel. Evidentemente, este transcurso resulta peligroso en tiempos donde la contingencia sanitaria sigue cobrando víctimas y no parece cooperar con una sociedad dividida entre creer o ignorar.

Para la joven, el deseo por aprobar el segundo año y así pasar al último grado de preparatoria es el motivo que la conduce a su aventura de todos los días, no importando que tenga que estudiar en un lugar público, donde se aloja con un banco de plástico que la acompaña, además de su celular para acceder a la red.

“No quiero perder el curso, por eso uso el internet público y así voy al día en la clase”, comentó la joven estudiante en entrevista para InformaTE Yucatán.

 

Determinación y perseverancia son dos de los valores que deberían acompañarnos durante tiempos como estos, donde el la presunción y el narcicismo parece ser lo único que prevalece en las legiones de pedantes que se exhiben en las redes sociales.

 

Foto: Twitter / Realidades Yucatán

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