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Remesas, ingreso con altos costos humanos, destacan

México es el cuarto país a nivel mundial en recepción de remesas
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De acuerdo con cifras de la Organización Internacional para las Migraciones (OIM, 2020), existen 272 millones de personas migrantes en todo el mundo, siendo el factor económico el principal motor de este fenómeno. Así lo refirió el Dr. Miguel Ángel Corona Jiménez, académico investigador en el Departamento de Ciencias Sociales de la IBERO Puebla, en la videoconferencia Migración y Remesas en tiempos de pandemia.

La frontera entre México y Estados Unidos es muy amplia y porosa, lo cual permite el tránsito legal e ilegal de compatriotas en busca de mejores oportunidades laborales. Esto consolida a la Unión Americana como el destino migratorio predilecto en nuestro país.

La población de origen mexicano en la Unión Americana asciende a los 38.4 millones de personas, mismas que pueden ser connacionales de primera, segunda o tercera generación y quienes se encuentran principalmente en Los Ángeles, Chicago, Nueva York y Houston. De los 12.3 millones de migrantes mexicanos, 6.2 millones residen sin ciudadanía.

El académico compartió que el endurecimiento de las restricciones de tránsito internacional ha propiciado la disminución de inmigrantes. “De 1996 a 2005 arribaron a Estados Unidos casi 4 millones de personas, mientras que de 2006 a 2017 disminuyeron a 2.2 millones”.

En 2018, cerca de cuatro millones de migrantes contaban con ciudadanía estadounidense. A su vez, 8.1 millones se encontraban entre la población económicamente activa. “Las labores terciarias, como educación, administración, hostelería y esparcimiento, representan un 60% de las actividades realizadas por migrantes, mientras que el 34.9% recaen en la industria”.

El Dr. Corona Jiménez indicó que existe una brecha importante entre los connacionales autorizados y los no autorizados. Los primeros cuentan con derechos y beneficios públicos, manejan mejor el idioma, cuentan con mayores ingresos y sienten mayor seguridad y confianza en el sistema.

En cambio, los simpapeles se desenvuelven en la clandestinidad, cuentan con empleos menos remunerados y más riesgosos y, en muchos casos, viven en la incertidumbre y la criminalización: “Los indocumentados se enferman más por las presiones que les rodean, lo cual tiene amplias consecuencias debido a su inaccesibilidad a los sistemas de salud”.

Remesas y pandemia

Las remesas representan un 2.7% del PIB nacional: es la principal entrada neta de divisas al país. En 2018, Michoacán, Jalisco, Guanajuato, Estado de México y Oaxaca fueron los estados de mayor captación de remesas. En contraste, los principales remitentes se encontraron en California, Texas, Illinois, Florida, Georgia y Nueva York.

Cuando una persona emigra por razones económicas lo hace para mejorar la calidad de vida propia y de los familiares que se quedan en su lugar de origen. Como explica el Dr. Miguel Ángel Corona: “Este tipo de ingresos no sólo contribuye a la estabilidad financiera de las familias, sino al fortalecimiento de la macroeconomía del país y la moneda nacional en el mercado de divisas”.

Por otro lado, la pandemia de coronavirus ha causado estragos en los trabajadores migrantes, especialmente aquellos que residen sin autorización. Por un lado, se trata de un sector que ha perdido sus empleos en proporciones mayores a las personas nativas. Por otro, quienes no han parado lo hacen en la clandestinidad y corriendo múltiples riesgos sanitarios y migratorios

Los simpapeles, especificó el investigador, no acuden a los centros de salud por el temor a represalias migratorias. Además, sufren discriminación en la aplicación de tratamientos. “Hay más contagiados y fallecidos porque no llegan a los hospitales y no les hacen pruebas”.

Expertos del Foro Económico Mundial prevén una depresión global como consecuencia de la pandemia, pues el distanciamiento social ha paralizado una gran parte de las economías. Se espera que el desempleo en la población migrante se incorpore lentamente al ritmo de los sectores de la economía, lo cual implicará una disminución de ingresos y adopción de medidas temporales de austeridad.

El especialista de la IBERO Puebla aclaró que no se espera un regreso masivo de connacionales, pues en México también existen dificultades económicas y sanitarias. No obstante, anticipó una disminución del 17% en la recepción de remesas, lo que supone un efecto severo en las familias, localidades y regiones cuya solvencia económica recae considerablemente en este ingreso.

Durante el cierre, llamó a reactivar los consulados para atender las demandas y protección de las y los mexicanos en el extranjero, destacando las complicaciones para repatriar los restos de los fallecidos por COVID-19. Al mismo tiempo, recalcó la urgencia de buscar nuevas estrategias de activación económica para no depender de las remesas en el futuro.

Concluyó haciendo énfasis en que el sistema económico no ha generado oportunidades al alcance de todas y todos. “La pandemia ha agudizado los costos familiares y de salud física y mental que suponen los movimientos migratorios. El miedo es un obstáculo ineludible”.

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