• Medio Ambiente

Conflictos Puebla-Tlaxcala por agua, en una década, alertan

  • Laura Ruiz
Defensores del Río Atoyac plantean la necesidad urgente de frenar la contaminación en el afluente
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De no generarse un cambio en la contaminación del Río Atoyac, Puebla y Tlaxcala enfrentarán un conflicto político por el agua potable en tan sólo una década, alertó la asociación Atoyaqueros, que busca socializar las iniciativas de recuperación del Río Atoyac y que impulsa la organización Dale la Cara Al Río.

Así lo expuso este día Julieta Saavedra, cofundadora y presidenta de la asociación, en el marco del foro  "Agenda 2030 desde diferentes sectores", organizado por el  Instituto Tecnológico de Estudios Superiores de Monterrey( ITESM) campus Puebla con miras a reflexionar sobre los retos para el año en que según la Organización de las Naciones Unidad (ONU) ya no habrá regreso en el cambio climático.

Al pertenecer el Atoyac a una cuenca, sus niveles de contaminación tendrán diferentes impactos y uno es que se secarán los mantos acuíferos, primero en Puebla, explicó.

"Los mantos acuíferos de Puebla van a disminuir tanto que ya vamos a sufrir un estrés hídrico, más grave, y la cosa es que los mantos acuíferos de Tlaxcala van a seguir con suficiente cantidad de agua. Pero ahí va a haber un problema político porque entonces vamos a necesitar traer agua de Tlaxcala y somos muchísimos más habitantes en Puebla", dijo.

Con Tlaxcala, agregó Saavedra, también se comparten las responsabilidades sobre los cuidados y la contaminación del Atoyac, sin embargo desde Atoyaqueros y Dale la Cara Al Río se han enfrentado desde hace nueve años a las dificultades que implica coordinar a dos gobiernos estatales.

En campañas políticas, explicó, se ha logrado que candidatos firmen compromisos en ambas entidades pero ha faltado que concreten acuerdos para obligar a cumplir la ley a quienes contaminan con industrias y desagües residenciales.

Además de los problemas interestatales, la activista expuso que otra situación seria en torno al Atoyac y su contaminación es la falta de conciencia sobre los riesgos de vivir junto a un río contaminado, como lo hacen familias de la zona metropolitana de Puebla.

En su caso, dijo, trabaja en un estudio sobre cómo se percibe la situación entre los habitantes de Lomas de Angelópolis que, aunque es un fraccionamiento de alta plusvalía, comparte por la cercanía con el afluente, los riesgos de enfermedades.

Los pobladores del desarrollo inmobiliario de lujo, expuso Saavedra, en ocasiones hacen referencia a cómo los vecinos del otro lado del Atoyac, quienes habitan en colonias de bajo nivel socioeconómico, están en mayor riesgo porque lavan en las aguas sucias y conviven  de otras maneras con el río, pero las partículas volátiles afectan también a los del otro lado .

Si bien la situación del cuerpo de agua es seria y la próxima década será decisiva para el futuro de Puebla, la activista también destacó alcances positivos  desde que hace nueve años se fundó la asociación que encabeza y Dale la Cara al Río.

Se ha logrado presionar a los gobiernos en turno para que respondan con acciones ante la contaminación y se  han gestionado acuerdos con otras organizaciones ambientalistas y universidades para contar con voluntarios y desarrollos de nuevas iniciativas e investigaciones.

 Saavedra destacó que el sector estudiantil ha sido en el que más han encontrado beneficios pues más de 400 poblanos de 13 a 27 años de edad  se han sumado a las actividades de las organizaciones y con ellos ha funcionado el hacer ver que el Atoyac es un problema que afecta a todos los poblanos.

Foto: Archivo

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