Circular en la zona de la ciudad de Puebla y Tlaxcala implica perder hasta 114.18 horas al año o unos 12 días de vacaciones, de acuerdo con el estudio El Costo de la Congestión, Vida y Recursos Perdidos, publicado por el Instituto Mexicano de la Competitividad (IMCO) y la empresa de sistemas inteligentes de movilidad, Sin Tráfico.

Con esa cifra, la capital poblana se encuentra por arriba de la media nacional que fue de 100 horas al año o lo equivalente a 11 días de vacaciones.

Asimismo ocupa el tercer lugar, abajo del Valle de México que alcanzó las 145. 45 horas y de Toluca que registró 116.07.

Después de Puebla están Monterrey con 113.36 horas; Acapulco con 112.98; Guadalajara con 98.44; Querétaro con 93.91; Villahermosa con 79.85; Xalapa con 78.6; y Saltillo con 78.51.

El estudio se basó en análisis con mapas a recorridos diarios de los habitantes de las 32 ciudades más importantes del país y en los resultados de las encuestas intercensales.

Además de medir el tiempo perdido, las organizaciones realizaron estimados de cuánto representa ese tiempo en dinero, de acuerdo con el número de habitantes.

En este caso Puebla y Tlaxcala ocuparon el cuarto lugar en pérdidas globales con 4 mil 453 millones 805 mil 51 pesos perdidos al año y el tercer lugar en pérdidas por cada habitante, que representan 3 mil 932 pesos, también anuales.

Los primeros lugares en pérdidas globales los ocuparon el Valle de México, con 47 mil millones de pesos; Monterrey, con 9 mil 800; y Guadalajara con 8 mil millones de pesos.

Mientras que los primeros lugares de pérdidas per cápita los ocuparon el Valle de México, con 5 mil 827 pesos y Monterrey, con 4 mil 897.

De este segundo parámetro el estudio señala que en promedio cada habitante de las 32 ciudades gasta 3 mil 875 pesos que le alcanzarían para tres canastas básicas o para cubrir el 28 por ciento de los montos promedios para cubrir gastos por educación y entretenimiento.

Hacer estos análisis, señalan el IMCO y Sin Tráfico, es relevante pues no forman parte de un tema en el que se centren los gobiernos y esto se refleja en cómo administran el dinero público.

Estadísticas de movilidad citadas en el estudio explican que a nivel nacional un 27 por ciento de la población se mueve en autos particulares y a su infraestructura se invierte el 47 por ciento del presupuesto.

En tanto que en transporte público se mueve un 39 por ciento de los habitantes y la inversión es de un mínimo 1.2 por ciento. 

Para los autores del texto esto puede cambiar si se consideran buenas prácticas como las de Santiago, Chile, donde casi un tercio de la población se mueve en automóvil particular, pero el gobierno destina el 56 por ciento del presupuesto federal a proyectos de transporte público y ciclovías.

Algunas propuestas que hacen a los gobiernos mexicanos son impulsar un transporte público financieramente sostenible y desincentivar el uso del automóvil con impuestos verdes.

Asimismo proponen generar infraestructura para movilidad no motorizada, considerar parquímetros, promover la construcción de vivienda social en zonas centrales y transitar hacia las prácticas de las ciudades inteligentes.

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