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Por qué no debes comparar a tu hijo con otros niños

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Las comparaciones entre niños son habituales y contraproducentes para que el niño afirme su identidad y tenga una buena autoestima
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La comparación entre niños es una práctica habitual de padres que buscan que sus hijos mejoren, sin embargo, “Cada niño es único y tiene sus propias características individuales, cualidades y habilidades. Es muy importante que los niños aprendan a quererse y aceptarse tal y como son para que desarrollen una buena autoestima”, explica Carla Valverde, psicóloga clínica infantil y juvenil del centro de Salud Mental de Alcobendas.

La comparación entre hermanos:

  • Pone en riesgo la autoestima de los niños,
  • Crear envidias y rivalidades porque se genera la percepción de que los padres tienen más preferencia por un hermano que por otro.
  • El niño puede interiorizar la tendencia a compararse con los demás, lo que lo lleva a celos y rivalidades con otros niños, ya sean primos o amigos.

Formas de motivar sin comparar

  • Mostrar al niño un ejemplo alternativo, ajeno a la familia, como por ejemplo, un famoso deportista, cuando los padres quieren hacer hincapié en valores como el esfuerzo, el trabajo o la perseverancia.
  • Es aconsejable plantear pequeños objetivos que los niños pueden conseguir para ganar confianza y seguridad en sí mismos y no ponerles expectativas altas para su edad.
  • Resultará más enriquecedor enseñar a los niños que así como se puede ganar también se puede perder, de esta manera se aprenderán muchas cosas y se dejará espacio a otros. Es aconsejable redirigir la competitividad hacia la competencia interna de valores y liderazgo en positivo.
  • Hablar con el niño cuando ha sido herida su sensibilidad para que exprese por qué se siente mal, de forma que pueda redirigir esas emociones y entienda que las comparaciones son solo opiniones de terceras personas y que es él quien decide si asume esa comparación o no se siente identificado y le resta importancia.

Hay que recordar que cuando se compara a los niños sienten que tienen que ser de manera diferente para ser amados y queridos por lo que no se aceptan, no saben quiénes son, no consiguen conocerse así mismos. Quieren imitar a otras personas, por lo que se genera una rabia interior al no sentirse amados por lo que se es, sino por lo que se hace. El amor debe ser incondicional, sin importar si los niños se equivocan o aciertan”, afirma maría José Lladó.

La comparación con otras personas tienen que ver con la negación de la identidad y pueden crear trastornos emocionales severos, que generan personas tristes e infelices.

Fuente: El País

Foto: Captura de pantalla de Youtube

 

 

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