Lo que hace 25 años comenzó como la pequeña muestra de fe de un vendedor de frutas y lácteos del Mercado Hidalgo, se ha extendido a 400 metros de tapetes de aserrín en uno de los principales centros de abasto de la ciudad con motivo de la Semana Santa. 

Al inicio, recordó el precursor José Luis Medellín, él sólo hacía una parte del pasillo central, pero poco a poco se fueron sumando más compañeros recreando coloridos motivos de la pasión y muerte de Jesús en un viernes santo.

Se trata de un trabajo artesanal en el que cada año los locatarios llegan a invertir hasta 40 mil pesos; es un esfuerzo de horas que desaparece en segundos. 

Ver volar el aserrín con las pisadas de los compradores es satisfactorio, si eso se acompaña de rezos en memoria de Jesús, dice José Luis Medellín, quien se muestra contento que de que las nuevas generaciones del mercado han hecho suya esta tradición. 

"Ahora la juventud no le da tanta importancia, prefieren irse a los balnearios, los calvarios y tratamos de que no se pierda la tradición", explicó.

Aunque la práctica viene de Huamantla, Tlaxcala, él la aprendió de sus familiares de San Pablo Zitlaltepetl, en el mismo estado. 

Foto:  Especial