El pasado 15 de diciembre se suscitó un lamentable accidente en el área de juegos mecánicos instalados en el recorrido de Villa Iluminada, en la ciudad de Atlixco.

Aquella noche, un matrimonio y sus dos pequeñas abordaron una góndola en la rueda de la fortuna de la que desafortunadamente cayeron al suelo la madre y una de sus hijas.

El accidente, de acuerdo al testimonio de varios testigos presenciales, combinó dos ingredientes fatales: imprudencia por parte de los usuarios y corrupción por parte de las autoridades.

Hoy se sabe que momentos antes del percance la góndola comenzó a balancearse de manera irregular, muy probablemente a causa de que alguna de las personas a bordo se puso de pie ignorando las indicaciones básicas de seguridad para el uso de este juego mecánico.

Por otra parte se debe reconocer que hay un halo de corrupción por parte de quien autorizó la instalación de estas atracciones sin verificar que sus condiciones mecánicas brindaran completa seguridad a los usuarios.

En este sentido salta a la vista el nombre de Antonio Montiel, director de Desarrollo Económico y responsable de la organización de Villa Iluminada. Sobre este funcionario del ayuntamiento pesan señalamientos de corrupción por no haber verificado el buen estado de estos juegos.

Y es que desde el arranque de Villa Iluminada fue una desagradable sorpresa (tanto para residentes como para turistas) la instalación de esta área de juegos mecánicos, la más nutrida hasta hoy, a pesar de la promesa de que se iba a disminuir su presencia para enfocar la derrama económica hacia los comerciantes locales.

Todo parece indicar que la entrega de los permisos para su instalación obedece al más básico de los criterios: los pesos y centavos por encima del prestigio de este festival decembrino y la tragedia que estuvo a punto de suceder.

Foto: Agencia Enfoque