• Sociedad

Pone 19-S a prueba a arquitectos y restauradores poblanos

  • Laura Ruiz
Batalla entre intervenciones previas con mala técnica y la voluntad de propietarios
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Los daños que el sismo del 19 de septiembre dejó en el Centro Histórico pusieron a prueba a los arquitectos y restauradores de Puebla que en el último año han participado tanto en la evaluación de inmuebles como en su recuperación.

En vísperas del aniversario del sismo, Juan Pablo Guarneros Orea y Raúl Campeche Reyes, especialistas del estudio Neorestauro que ha formado parte de los trabajos, hacen un recuento de qué han encontrado y aprendido en el proceso.

En la tarea se han encontrado con los efectos de intervenciones previas que se hicieron con malas técnicas y materiales, con las dificultades para llegar a acuerdos con propietarios y con trabas administrativas que dejó la contingencia.

Respetar materiales y técnicas tradicionales

Hechos mayoritariamente de cal, arena, agua, piedra y madera, detallan, los edificios del primer cuadro de la ciudadpodrían describirse como nobles para soportar los movimientos telúricos que se han registrado en la historia.

Prueba de ello es que la ciudad ya cumplió 487 años desde su fundación y los daños por sismos son minoría frente a los 2 mil 619 inmuebles que se contabilizan dentro del primer cuadro de la ciudad.

Para los especialistas los factores determinantes radican en que por un lado se respeten los materiales originales con los que se hicieron los inmuebles, a la hora de hacer intervenciones, y también en el mantenimiento que se les dé regularmente.

Tanto en trabajos de restauración previos al sismo, como en los que surgieron hace un año, algo que enfrentan los especialistas es la dificultad de hacerles ver a los propietarios que deben respetar materiales y técnicas tradicionales.

"Creo que es ese a veces el tema, que el arquitecto tiene que volverse psicólogo y decirle a un propietario: 'tienes que hacerlo así'. Cuando el otro propietario dice 'yo tengo que hacerlo así porque me sale más barato'", comentó Guarneros Orea.

Lo más caro de restaurar un inmueble de este tipo, detalla, es la mano de obra especializada que puede ser hasta 50 por ciento más elevada que la que requeriría un inmueble que no es histórico. Mientras que los precios de materiales son relativos pues se compensa al comparar los costos - beneficios a largo plazo.  

No estaban preparados  para un sismo

Con el sismo, agregaron los especialistas, también se encontraron con trabas administrativas que van desde los retrasos para obtener permisos para realizar las obras, hasta retrasos con la liberación de fondos federales.

En el primer caso de los permisos, ponen como ejemplos trámites municipales, que antes se resolvían en dos semanas y ahora pueden prolongarse por meses para que se comiencen los trabajos de manera formal.

"No estaban preparados  para un sismo. Antes eran 15 días hábiles y ahora nos hemos pasado tres meses", explicó Campeche Reyes.

La situación, reconoce, es comprensible pues la autoridad no estaba preparada para una contingencia como la del sismo de 2017 y en sus procesos administrativos han dado prioridad a los edificios que quedaron más graves y a los templos.

En este segundo rubro de los inmuebles religiosos es en el que también destacan retrasos, pero para que organismos como el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) puedan cobrar los seguros federales y los recursos lleguen entonces a los encargados de restauraciones.

Mantenimiento preventivo, un alivio a futuro

Al final los especialistas reconocen que por parte de autoridades se hizo un esfuerzo importante porque el Centro Histórico fuera turísticamente funcional en poco tiempo y que aunque se ven todavía edificios apuntalados pueden corresponder a iniciativa privada que enfrenta dificultades económicas para recuperarlos.

"Yo sí podría admitir que se ha hecho muchísimo respecto al sismo, al final mucha de la prioridad para el ayuntamiento es que el Centro Histórico dé turismo. No puede ser todavía un Centro Histórico maltratado después del temblor sin ser arreglado", dijo Guarneros Orea.  

En contraparte, advierten, también se observan casos en la mayoría de las cuadras, en que propietarios aprovecharon la contingencia del sismo para destruir lo que quedaba de inmuebles y darles otro uso.

Como una de las grandes enseñanzas que deben quedar tanto a los especialistas como a quienes poseen y habitan casas en el Centro Histórico, es que el mantenimiento preventivo puede hacer la diferencia en un sismo.

"Yo diría que el mantenimiento; que siempre se den cuenta de todo, que barran sus azoteas, que la fisurita que nomás está ahí y que no importa se revise rápido, porque de ahí fue todo lo demás que vino", agregó Campeche Reyes.

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