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El Kunyaza lleva a las mujeres de estimulación al orgasmo y placer

  • Redacción
Para los habitantes de Ruanda en el centro de África, existe una técnica conocida como el camino más efectivo para alcanzar el orgasmo femenino
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El kunyaza es una práctica de estimulación en donde la mujer es la reina, ya que ella participa cooperando con la pareja escogiendo los estímulos que desea recibir y la intensidad del ritmo que será empleado, así como comunicando al otro qué partes de su vagina responde mejor a los estímulos.

Para los habitantes de Ruanda en el centro de África, existe una técnica conocida como el camino más efectivo para alcanzar el orgasmo femenino.

No es sólo una tradición milenaria, que tiene su propio mito y se transmite de generación en generación entre los jóvenes que inician su vida sexual, también es un diferenciador machista entre quién es “un auténtico hombre” y quién no.

Lo más importante para lograrlo es la confianza y la relajación. No se trata de un botón mágico que provoca un subidón de placer inmediato, sino de una estimulación en el clítoris y los órganos eréctiles de la vagina que requiere de subir la temperatura para lograr los orgasmos femeninos más intensos.

¿Cómo hacer el Kunyaza?

La mejor posición para empezar la estimulación es con ambos cuerpos encontrados de frente, con el hombre sentado en un lugar cómodo y la mujer haciendo lo mismo sobre su regazo. Para este momento, el juego previo debe haber creado una tensión sexual lo suficientemente intensa como para que ambos estén completamente desnudos, pero no tanto como para la penetración.

Estimulación externa:

Durante la práctica más sencilla del kunyaza (la externa), el hombre fricciona en ritmo continuo el clítoris con la cabeza de su miembro erecto, el cual puede sujetar con la mano o entre los dedos indicador y corazón, moviendo en igual velocidad de arriba abajo o de un lado para otro, pasando (sin llegar a penetrar) por toda la extensión de la vulva.

Eventualmente, puede hacer también movimientos circulares, tanto en sentido horario como anti-horario. El clítoris y los grandes y pequeños labios vaginales también pueden ser estimulados mediante movimientos de zigzag.

Inicialmente la fricción puede causar cierta molesta si la zona no se halle debidamente lubricada. En dicho caso, es recomendable usar un lubricante o la saliva. Naturalmente, todo debe hacerse con cuidado y delicadeza.

Solo la puntita

La práctica no acaba ahí: después de la lubrificación vaginal realizada con los preliminares, el hombre penetra su pene de forma normal, pero sin llegar a introducirlo del todo. Así el pene también está lubricado para volver a la práctica anterior: con el pene entre las manos realizando la estimulación externa.

No hace falta emplear fuerza, es cogerle el truco… En ocasiones una caricia, muy suave, casi imperceptible, despierta terremotos; mientras caricias muy intensas pueden ser incluso dolorosas.

Según se va humedeciendo la vagina, el hombre repite los mismos movimientos circulares en la apertura de los labios menores. A continuación, este mismo movimiento se extiende abarcando el clítoris, los labios menores y la apertura de la vagina.

En este momento, el hombre continúa rozando su miembro desde el comienzo del cuerpo del clítoris (no solo la parte externa que “sale” del clítoris, ¿me entendéis?) hasta el margen inferior de la apertura vaginal.

Después de estimular esos tres puntos mágicos, uno nuevo aparece en escena… ¡el períneo! Las caricias con el glande van, por tanto, desde el inicio cuerpo del clítoris hasta la región anterior al ano.

Estimulación interna:

Aquí, el hombre sujetando el pene con la mano, hace movimientos intravaginales horizontales, verticales y circulares, centrándose en estimular directamente las paredes del canal vaginal, lo que generalmente produce más placer que la penetración tradicional.

El hombre puede subir aún más la temperatura si alterna penetraciones superficiales y profundas, lo que en Ruanda llamarían respectivamente gucuga y gucumita.

Tanto en la estimulación interna como externa, el ritmo y la fuerza de los movimientos es lenta y delicada, y van in crescendo de acuerdo con el progresivo incremento de excitación y lubrificación de las áreas en cuestión.

Líquidos, fluidos y secreciones

Durante el kunyaza, generalmente la mujer produce y expulsa una gran cantidad de líquidos, que termina por lubricar también el pene del varón.

En Ruanda, el término usado para la orina es inkari, mientras que para el líquido segregado durante el kunyaza es amavangigo o ibinyare. Mientras el primero es descrito como un líquido amarillo, el expulsado en el kunyaza se describe como una secreción transparente o ligeramente blanquecina. La consistencia y el olor también difieren: mientras la orina siempre es aguada, y posee un fuerte olor a amonio, el amavangigo puede ser más espeso, levemente pegajoso, y por lo general inodoro.

Foto Agencia Enfoque

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