Sarah Cummings, una mujer que celebraría su boda el pasado 15 de julio tuvo diferencias con el novio y canceló el enlace a solo unos días de que se realizara.

Aunque para cualquier novia esto habría significado tirarse a llorar durante semanas, lo que hizo Cummings fue mucho más constructivo: invitó a 150 personas sin casa a degustar el banquete que se serviría en la boda, el cual ya estaba listo y que de no aprovecharse se habría ido a la basura.

Según cuenta Sarah, fue devastador tener que llamar uno por uno a los invitados y explicarles que la boda ya no se realizaría, así como cancelarles a los músicos, pero cuando llegó a la parte en la que el proveedor del banquete le notificó que la comida estaba casi lista y que de no aprovecharse de iría a la basura, la joven decidió hacer algo más que llorar.

Para que el banquete no se desperdiciara, Sarah comenzó a llamar a los centros de ayuda que hay en ciudad para invitarles al banquete, el cual consistió en albóndigas glaseadas, brochetas de queso de cabra, pechuga de pollo con alcachofas y crema de Chardonnay, además de un delicioso pastel de bodas.

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