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Signos inadvertidos pueden anunciar mal de Parkinson, alerta neuróloga

El Día Mundial del Parkinson se celebra este 11 de abril por decreto de la Organización Mundial de la Salud (OMS); a 101 años de documentarse, la enfermedad aún no tiene cura
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La mayoría de enfermos de mal de Parkinson empiezan con síntomas no motores y poco específicos, como disminución del olfato, estreñimiento o depresión, y como todo esto es tan común a  nadie se le ocurriría pensar que sean síntomas iniciales de esa enfermedad.

Así lo explica la doctora  Lilia Núñez Orozco, Jefa del Servicio de Neurología el Centro Médico Nacional (CMN) 20 de Noviembre del ISSSTE quien añade que, no obstante, hay signos clínicos finos que confirman la presencia de la enfermedad, sobre todo en pacientes que aún no presentan temblor o  movilidad involuntaria, por lo que recomendó a médicos generales estar atentos a signos sutiles y tempranos para el diagnóstico de Parkinson, el primero es que cuando el paciente camina deja de balancear el brazo del lado afectado por la enfermedad.

Otros indicadores tempranos son cambios en la postura del paciente que tiende a inclinarse al caminar, posteriormente los pasos se van haciendo más cortos, arrastran primero el pie del lado afectado y luego ambos pies.

La enfermedad, aparte de los datos primordiales que son la lentitud de movimientos,  rigidez, alteración de los reflejos posturales y el temblor, tiene otros síntomas que se derivan de las dificultades motoras como es la dificultad para articular el lenguaje (las personas hablan como atropellado y en bajo volumen) y a veces ya no se les entiende, pueden tener problemas para la deglución y babearse, tienen menos parpadeo y pobre expresión facial.

 

Día Mundial del Parkinson

Con motivo del Día Mundial del Parkinson, que se celebra el 11 de abril por decreto de la Organización Mundial de la Salud (OMS),  el Centro Médico Nacional (CMN) 20 de Noviembre del ISSSTE puso en marcha un programa educativo sobre esta enfermedad dirigido a pacientes, familiares y personal de salud interesado, para la mejor comprensión de la toma de decisiones en su tratamiento enfocado a que los pacientes ganen el mayor tiempo de vida con calidad mediante el control de síntomas, el retraso de la progresión de la enfermedad y de los efectos discapacitantes en fases avanzadas.

Lilia Núñez Orozco, Jefa del Servicio de Neurología, y precisó que el programa educativo consta de una sesión informativa e interactiva cada tres meses donde expertos en diferentes áreas del Parkinson exponen de manera sencilla conocimientos generales de la enfermedad, su comportamiento, sus síntomas motores y cognitivos, sus complicaciones desde las más comunes hasta las más raras, así como recomendaciones actuales en su manejo y el menú de opciones terapéuticas, entre otros temas.

La neuróloga comentó que a 101 años de haber sido documentada la enfermedad  aún no se tiene una cura, pero los tratamientos para su control han evolucionado y actualmente se dispone de un amplio menú farmacológico, de opciones de neurocirugía funcional y de terapia física.

“La combinación adecuada de ellos y la prescripción en el orden correcto para prolongar los años de eficacia terapéutica, permiten brindar buena estabilidad a los pacientes con pocos efectos colaterales durante muchos años, antes de que inexorablemente la enfermedad conduzca a la discapacidad”, subrayó.

De acuerdo con la especialista, el Parkinson se produce por una falla del cerebro consistente en que las neuronas que producen  dopamina (neurotransmisor que modula la actividad del movimiento) se van perdiendo. Por ellos, todos los  tratamientos van encaminados a sustituir a la dopamina o a dar algo que se transforme en esta molécula para compensar la insuficiencia.

Entre los tratamientos farmacológicos más importantes, precisó Núñez Orozco, “tenemos por orden de uso recomendable la rasagilina, cuya capacidad para reducir la velocidad de progresión de la enfermedad (en estudio) constituye un buen progreso; los agonistas dopaminérgicos que han  mejorado reduciendo los efectos colaterales y aumentando los beneficios, de ellos utilizamos pramipexol y rotigotina, ésta última con la ventaja de que viene en parche y favorece el apego al tratamiento; además del estándar de oro que es la  levodopa, cuyo uso se recomienda en etapas más avanzadas, para prolongar sus años de vida útil terapéutica estimados en 10”.

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