A un año de la llegada de Donald Trump a la presidencia de Estados Unidos y del endurecimiento de políticas migratorias en ese país, el paso de centroamericanos por Puebla sigue siendo una constante, de acuerdo con la experiencia de la arquidiócesis de Puebla.

Así lo señaló el arzobispo Víctor Sánchez Espinosa al explicar que, aunque hay rutas que han cobrado mayor fuerza, como la del Golfo, en la entidad continúa la atención a quienes viajan por las vías del tren conocido como La Bestia.

"Hay hermanos que siguen aventurándose a ir a los Estados Unidos y hay hermanos que regresan. Nosotros estamos prontos a apoyarlos en lo más que podamos", comentó al término de la misa dominical.

Según las experiencias de las que ha tenido la iglesia católica a través de los diferentes albergues que hay en el país, agregó, los migrantes se siguen enfrentando a situaciones de inseguridad a su paso por México.

Se trata, detalló el líder religioso, de problemas conjuntos que tienen que ver con los robos, la violencia, el tráfico de personas e incluso en algunos casos se ha referido también el problema del tráfico de órganos.

"Ellos van con  la única finalidad de mejorar su situación, la situación de su familia; son extorsionados, son violentados, son robados, esa es la realidad", agregó.

Sobre el tema de la reconstrucción de templos tras el sismo del 19 de septiembre, Sánchez Espinosa explicó que hay avances en comunidades que se han hecho cargo de las obras y en inmuebles apoyados por la iglesia católica pero que siguen los retrasos en apoyos federales.

Detalló que varios de estos ejemplos se observan en infraestructura dañada en el sur del estado en donde están a la espera de las determinaciones del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH).

"Los conventos del siglo 16 sólo están apuntalados y ahí ni siquiera podemos nosotros entrar porque pues el INAH es el que determina a qué hora y quién lo hace", comentó.

Del INAH también esperan indicaciones para la reconstrucción de templos en municipios como Atzitzihuacán y Chila de la Sal, donde la población busca inmuebles más nuevos, grandes y seguros que los que tenían y resultaban insuficientes, pero dependen de la valoración histórica.