• Cultura

Recordando aquel verano, el del 59... Verano Sangriento

  • José Alberto Vázquez Benítez
Sin duda, ha sido Ernest el escritor que ha provocado más cambios en la prosa escrita del pasado siglo XX, cambios que se sintetizan en uno sólo, la simpleza al escribir
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Estamos en el Ecuador, y a la vez el cenit del verano, y eso, nos hace recordar otro verano; que vivieron de manera intensa, el “verano sangriento”. Crónica de primera mano de una temporada taurina brutal, llena a veces de una paz y tranquilidad exhaustivas y en ratos llena de camaradería,  presión y orgullo de los protagonistas; Luis Miguel Dominguín y Antonio Ordoñez. Acompañados en las Plazas; ruedos, alberos, carreteras, hotel y posadas a orilla de camino por el Autor Ernest Hemingway, que vivió de manera intensa una temporada taurina un verano en que las cornadas tiñeron sus tardes de sangre; Bilbao, Málaga y la gravísima cornada de Ordoñez en Aranjuez.

Así, van surgiendo en el relato, al calor del verano; caminos rurales tortuosos y sinuosos; rojo, rutilante buen vino, espectaculares mujeres cuyas sombras se alargan al caer por las tardes el sol de verano.

El “Verano Sangriento”, se llamó el relato, publicado por “entregas” como antes exitosamente se acostumbraba. Fue en la revista “Life” que en el mes de septiembre de 1960, cuando se vieron en quioscos y puestos de revistas los primeros ejemplares que alcanzaron una venta de 5 318 650 en unas cuantas semanas. Tres fueron las entregas editadas de lo escrito por Hemingway entre octubre de 1959 y mayo de 1960.

Inicia Papá Hemingway su narrativa vanagloriando su vuelta a España: “un país al que amo más que a ningún otro excepto el propio”. Extrañeza al principio, al llegar a Málaga, Andalucía, y poco a poco cae en la vorágine de una intensa temporada de tardes de toros. “Sus ojos han visto de cerca la gloria”, tal concepto expresó, Luis Miguel Dominguín uno de los protagonistas por la supremacía del toreo en esa época.

Para Hemingway aunque intensamente convivió y las copas de vino compartió, con jamones, quesos, pan y cerveza con ambos toreros; fue Antonio Ordoñez, el que más le impresionó llegando incluso a tomar partido por él: “Yo puedo ver que él reúne los tres grandes requisitos para ser un gran matador: coraje, técnica en su profesión y una gran y agradable presencia frente a la muerte”, escribió.

Y, aquí una Reflexión de Verano, quizá la más seria, profunda y fuerte, reflexión surgida después de la grave cornada de Aranjuez a Antonio: “Habíamos estado hablando sobre la muerte sin llegar a caer en lo mórbido del tema, yo había dicho a Antonio cual era mi pensamiento acerca de esto, lo que es preocupante, puesto que ninguno de nosotros sabía exactamente lo que era…Antonio externo su sentimiento de que él se enfrentaba a esta realidad, al menos dos veces por día; provocando, retando al peligro él mismo y rebasando los límites que cualquiera puede enfrentar, debido a su entrega y estilo al torear” Era un verano peligroso – “Dangerous summer”, el título del relato en inglés que se convirtió en un verdadero “Verano Sangriento”.

Sin duda, ha sido Ernest el escritor que ha provocado más cambios en la prosa escrita del pasado siglo XX, cambios que se sintetizan en uno sólo, la simpleza al escribir.

Manuscrito original del “Verano sangriento” corresponde a la pagina 86 de la primera publicación

En uno de tantos patios de cuadrillas de esas Plazas de Dios. Papá Hemingway, al centro Dominguín y al extremo derecho, Ordoñez

Testigo presencial de cornadas y convalecencias; Hemingway visita a Luis Miguel post cornada que hizo temer por su vida

Durante el largo y sangriento transcurrir de ese verano, Hemingway el fotógrafo Hotchner tuvieron a veces que actuar de enfermeros al lado del torero, – Ordoñez – herido en Aranjuez

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