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Inteligencia Sexual para desarrollar al órgano clave del erotismo: el Cerebro

  • Rolando Lino Mina
Es necesaria –en principio- una inteligencia de tipo social, para conectar con una persona a la que deseas sexualmente
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Mucha de la insatisfacción sexual que reportan las estadísticas de México y el Mundo, se deben a la ausencia de estímulos en un órgano clave de la sexualidad humana: el cerebro. El sexo además de ser una experiencia placentera; es también una forma barata y efectiva de tener buena salud. La experiencia sexual es fundamental para conocernos a nosotros mismos y conectar con otros. Para lograr todo eso –coinciden especialistas- se requiere desarrollar precisamente la Inteligencia Sexual.

Es necesaria –en principio- una inteligencia de tipo social, para conectar con una persona a la que deseas sexualmente. Esto implica conocerte a ti mismo; para saber cómo activar tu atractivo y así ejercer tu capacidad para seducir.  Algunos piensan que es cuestión de fortuna, suerte o guapura; pero la Inteligencia Sexual puede llegar mucho más allá. A veces, la construcción de la fantasía adecuada hace toda la diferencia.

La Inteligencia Social –en este caso- implica también el manejo de la Tensión Sexual que vamos a generar: esa electrizante sensación que se dispara entre dos personas cuando se sienten atraídas. A veces resulta incómoda; incluso llega a percibirse como antipatía. La Tensión Sexual no siempre concluye exitosamente en la cama; pero cuando menos hay que admitirla para darle un cauce.

¿Qué pasa después de ese cruce de energías? Inteligencia social es lograr que el otro (o la otra) se humedezca con miradas, palabras, provocación o desdén. La creatividad –otra herramienta de la Inteligencia Sexual- no tiene límites si te decides a jugar en libertad. El Erotismo es básicamente un juego, y nunca se sabe en qué tipo de práctica se va terminar.  

Quienes no alcanzan a desarrollar estos aspectos de la Inteligencia Sexual;  tendrán dificultades para disfrutar de la experiencia pero sobre todo, están expuestos al abuso y a quedar atrapados en relaciones no deseadas. La Inteligencia Sexual –entonces- puede librarnos también de parejas destructivas.

Si no se encuentra desarrollada (la Inteligencia Sexual) conlleva ciertos riegos; como enfermedades, dolor físico y emocional, o incluso padecimientos psicosomáticos. Esto, desafortunadamente, domina mucho en nuestra sociedad”, comenta Julián Alcalá; sexólogo y profesor de la Facultad de Medicina de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).

Otro aspecto fundamental de la Inteligencia Sexual es el llamado “Yo Sexual”. Bien sabemos que en el sexo intervienen hormonas y cada uno de los sentidos. Sin embargo, también existe una construcción individual de la sexualidad; donde intervienen morbo, fantasías, fetiches e incluso culpas. En cualquier caso, la mente se convierte en un “juguete sexual” hecho de todo lo que te gusta, perturba y excita. En el cerebro se configuran nuestras definiciones de placer y deseo.

Y la tercera y no menos importante: el conocimiento. La ciencia ha explorado la sexualidad;  y sus hallazgos son de gran ayuda para entender comportamientos y detectar las diversas zonas de goce físico que hay en tu cuerpo. También te dará métodos para identificar las zonas más sensibles en los cuerpos de otras u otros (jamás debemos perder de vista el dicho: “No hay mejor placer que dar placer”).

Recuentos realizados en pruebas científicas sugieren –por ejemplo- que cuando tu cuerpo toca el de otra persona, 500 mil estímulos distintos llegan de golpe a tu cerebro. Los miles de receptores que conforman cada uno de nuestros sentidos, envían información urgente acerca de la persona con la que has hecho contacto. La interpretación de todos esos datos corre por cuenta de tu mente. ¿Aprecio? ¿Agradecimiento? ¿Compromiso? ¿Debilidad? ¿Afecto? ¿Amor? ¿Sexo? Siempre podrás deducirlo y decidirlo por ti mismo.

La Inteligencia Sexual es también saber jugar con una fantasía; o revertir un prejuicio en deseo. La inteligencia demanda disposición para afrontar el estado de conciencia que puede adquirirse durante el acto sexual. El coctel de sustancias que el cerebro genera para conducirnos al orgasmo, nos permite un contacto con la realidad mayor al que estamos acostumbrados en la vida diaria. La velocidad de la mente se desboca; y el tiempo desaparece. ¿Un viaje interdimensional? Algunos piensan que sí, y le llaman Sexo Tántrico.

Cerebro e inteligencia conforman una potente y fina máquina, que también está limitada por experiencias traumáticas, dogmas o miedos. Hay infinitas maneras de fijarle límites al deseo y diversas justificaciones para ponerle grilletes a las pulsiones. Esto se evidencia cuando una persona no experimenta lo que su propia concepción del erotismo le demanda. Una sexualidad metida en camisa de fuerza.

“Se puede buscar orientación personalizada para encontrar las piedritas que obstaculizan el camino; y a partir de ahí con educación, vivencias e inteligencia social, reconocer el momento de acercarnos o alejarnos de quien nos pueda hacer daño”, comenta el experto de la UNAM antes referido.

Este mismo especialista en la materia, ha señalado que la Inteligencia Sexual puede siempre desarrollarse; hasta convertirla en fuente de salud y placer. “La sexualidad es algo de lo que debemos sentirnos orgullosos, ésa es una primera estrategia que debe seguir quien desee tener inteligencia en esta materia”, sostiene el doctor Alcalá.

Para el filósofo francés Michel Foucault, la sexualidad fue coartada por el sistema económico, para ser convertida en una costosa mercancía. Foucault pudo haberse equivocado; por si acaso, comprendamos que si en algún momento experimentamos insatisfacción sexual, es necesario revisar los componentes de la inteligencia erótica que ya se han mencionado. Seguro encontraremos anomalías en alguno –o algunos- de ellos. (Twitter: @rolandolino)

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