• Sociedad

Publicación examina discriminación de jóvenes por preferencia sexual

  • Laura Ruiz
La no inclusión afecta a las personas de diversa orientación sexual pero también a comunidades como los indígenas, dice en un artículo del ITESO el académico Mauricio List Reyes
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El artículo “Los universitarios frente a la homofobia, el caso de la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla”, publicado el año pasado en la Revista Electrónica de Educación, Sinéctica, del Instituto Tecnológico de Estudios Superiores de Occidente México (ITESO) describe el hacer cotidiano en ese centro de estudios con relación a los homosexuales.

El académico de la BUAP, Mauricio List Reyes, señala en esa publicación que los datos de la misma se obtuvieron durante 2015, en un proyecto financiado por el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt) sobre violencia de género en la universidad.

De manera general se encuestó a 150 estudiantes de diferentes facultades sobre su percepción en temas de violencia y discriminación, mientras que, para el caso de la homofobia, se tomaron 16 testimonios de hombres.     

En el texto el autor señala que en la BUAP no se reconocen especificidades de algunos sectores que terminan negados, como la población indígena, la diversidad sexual y la funcional, entre otros.

En el caso de la orientación sexual, detalla, no es ni mencionada o reconocida en documentos como el Plan de Desarrollo Institucional para 2013 -2017, que aborda poco sobre un plan de inclusión.

A la falta de inclusión de la comunidad homosexual en discursos oficiales, agregó List Reyes, se suma queentrevistados reconocieran actos homofóbicos como parte de una violencia cotidiana que se normaliza y se vuelve invisibles.

“Pues bromas sí hay, pero son leves, se toma así, en broma, porque los compañeros no están conscientes de que hay alguna persona gay con ellos, pero se toma así, son bromas. No han sido tan ofensivas como para estarle reclamando”, cita el texto sobre el testimonio de Roberto, un estudiante de la Facultad de Matemáticas.

Detalla el autor que a pesar de que se registren actos discriminatorios en el día a día, no hay una vía institucional de denuncia y tampoco reacciones individuales de reclamo.

De las entrevistas el texto también retoma el caso de Adrián, un estudiante homosexual de la Facultad de Química que reconoce no poder actuar tan abiertamente como lo harían integrantes de una pareja heterosexual.

En la entrevista el joven reconoce que en su centro de estudio la situación no es tan crítica como en otras, pero detalla que sí ha sido mal visto al mostrar muestras de afecto como tomar la mano de su novio.

“La mayoría te critica o te ve mal, si te ven. Además, el ambiente es muy diferente, si te fueras a Ingeniería, ahí te chiflan, te hacen burla, pero aquí es como que cada quien a su asunto. Pero a la vez sí te están viendo y comentan “¿ya lo viste que anda con ese?”, se lee en el artículo.

En este testimonio, agrega List Reyes, se desprende también que si bien Adrian toma a su pareja de la mano, no realiza otras prácticas como los besos comunes en cualquier otro noviazgo.

Asimismo, el joven relata cómo la última persona con la que se relacionó antes de la entrevista, le hizo ver que tenían que limitar sus muestras de afecto por respeto a autoridades universitarias.

Hacia el final del artículo sobre la homofobia en la BUAP se detalla que ante un país con niveles altos de violencia que incluyen asesinatos de integrantes de la comunidad gay, la violencia cotidiana de invisibiliza y normaliza.

Así, se concluye que, dentro de la BUAP, la homofobia pasa como inadvertida por autoridades universitarias y que, quienes la padecen optan por ignorarla como una estrategia de supervivencia ante la hostilidad.

 

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