• Sociedad

Novia del vocero de Morena inicia huelga de hambre en el Cereso

  • Kara Castillo
Dulce María Silva está punto de cumplir un año recluida pese a un amparo que ordena su liberación; denuncia tratos inhumanos en el penal de San Miguel
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Dulce María Silva Hernández, pareja del vocero de Morena, César Yáñez Centeno, anunció el inicio de una huelga de hambre al interior del penal de San Miguel, en demanda de que se cumpla el amparo que obtuvo para recobrar su libertad.

Así lo dieron a conocer integrantes del Centro de Defensa y Promoción de los Derechos Humanos “José Luis Tlehuatle Tamayo”,quienes enlazaron vía telefónica con la mujer que está encarcelada desde marzo de 2016 en Puebla.

Silva Hernández, acusada por la Fiscalía General del Estado (FGE) de haber recibido de Edmundo Tiro Moranchel los derechos de un terreno frente a Angelópolis, el cual estaría en litigio, denunció las condiciones “infrahumanas” que viven las mujeres en el penal de San Miguel.

Reveló que en su celda, concebida para 4 personas, están 13 mujeres y hasta hace unos días eran 20.

Silva Hernández responsabilizó a las autoridades por su seguridad y su vida.

Acusó que le han propinado golpizas ordenadas “desde arriba”, y el castigo de permanecer sin agua y alimento por más de tres días. Pero aseguró que nada la ha lastimado más que no ver a su pequeña hija de 12 años, a la que sólo le han permitido la visita en 5 ocasiones.

“He sufrido un abuso de poder terrible;  todo el proceso (está) armado. Desde que me detienen y en el sótano de la Fiscalía me desnudan frente a judiciales que toman cantidad de fotografías; los castigos no han cesado, pero no ver a mi hija, me mata”, dijo.

La pareja del vocero de Morena pidió que el gobierno voltee a ver las condiciones en las que viven las mujeres en el penal, donde dijo haber sido testigo de una mujer que dio a luz en los pasillos, ayudada por las presas sin que se le brindara atención médica hasta la mañana siguiente, pero no fue ingresada a ningún hospital.

Denunció que no hay agua potable y que las letrinas son mordidas por roedores. “Hay presas que han sido mordidas pero en el penal no hay ni siquiera una vacuna contra la rabia; es una tortura ir al baño”, denunció.

Narró que en el Cereso de San Miguel las presas cumplen doble o triple condena por ser mujeres; no se les permite vender y los trabajos que tienen son de sobreexplotación, haciendo talavera e hilos, con una jornada de 8 de la mañana a 10 de la noche, con una hora de comida, por un pago de 300 pesos a la semana. Precisó que a reclusas que fabrican cubrebocas les pagan 25 centavos por diez piezas.

En la conferencia de prensa estuvieron presentes Araceli Bautista e Hilario Gallegos, integrantes del Centro, acompañados por el investigador Eudoxio Morales, quienes se solidarizaron con Silva Hernández.

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