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La humanidad y las flores, relación antigua

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Sobre ellas hay mitos y leyendas desde la antigua Grecia, Oriente y Occidente, convirtiéndose en símbolos que siguen vigentes hasta nuestros días
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Las flores han acompañado al ser humano desde las primeras civilizaciones, su apariencia y además de atributos medicinales de algunas, las han convertido en objeto de adoración para algunas culturas.

Sobre ellas hay mitos y leyendas desde la antigua Grecia, Oriente y Occidente, convirtiéndose en símbolos que siguen vigentes hasta nuestros días.

Según la mitología griega, alguna vez existió una isla habitada por hombres que se hacían llamar los lotófagos.

Su principal alimento, como su nombre lo sugiere, era la flor de loto; la comían por su dulzura y para olvidar su pasado. Odiseo, durante su regreso a casa, llegó a esta isla, donde parte de la tripulación de su barco fue seducida por los atributos somníferos y lúdicos de esta flor, que los hacía perder la memoria, dejando atrás su patria y sus huellas.

El girasol, por ejemplo, guarda una historia de fidelidad y amor. De acuerdo a un mito de la antigua Grecia, Clitia fue una ninfa que estaba perdidamente enamorada del dios Helios, personificación divina del sol. Este la rechazó por develar el amorío que tenía con la princesa Leucótoe al padre de ambas, Órcamo, quien, en una ataque de furia, la enterró viva. Clitia siguió durante nueve días a su amado, sin comer ni beber nada, hasta que fue echando raíces y se convirtió en un girasol, aquella flor que sigue parsimoniosamente al sol, desde el amanecer hasta el atardecer.

Después de una difícil afrenta, los gladiadores romanos recibían una gladiola para coronar su triunfo, por la forma similar a una espada que tiene esta flor. Por este hecho, se piensa que las gladiolas son buenas para expresar un sentimiento fuerte y decidido, cercano a la victoria. 

Aunque su origen es trágico, la historia del tulipán como símbolo del amor perfecto ha prevalecido. Un delicado rumor llegó a los oídos de Farhad, un príncipe turco que amaba profundamente a Shirin, hermosa doncella de la corte, que decía que esta había muerto.

Sin corroborar el fatídico mensaje, Farhad tomó su corcel y se dirigió a toda velocidad a un precipicio. De las heridas en su cuerpo, causadas por la mortal caída, brotó la sangre de la que surgió una flor roja que conocemos como tulipán, símbolo del amor verdadero e imperecedero.

Otra flor que protagonizó un mito de la antigüedad y que forma parte del ideario colectivo, es la violeta. Para muchos, simboliza el pudor y la simplicidad debido a que surgió de la sangre de Atis, un joven del que estuvo enamorada Cibeles, considerada como la diosa de la Madre Tierra. Otra versión del origen de las violetas apunta que nacieron de las lágrimas de los dioses, quienes se sentían profundamente conmovidos al ver la transición entre el invierno y la primavera.

Las rosas, populares alrededor del mundo y símbolos universales del amor, también tienen sus propios significados según el color que poseen: las rojas, las más comunes, representan el amor y la pasión; las blancas, la pureza y la tranquilidad; las rosas, la gentileza; y las amarillas, según se cree, son ideales para que un enfermo sobrelleve mejor sus padecimientos y para desearle una pronta recuperación.

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