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Conmueve a París y al mundo la reapertura de Le Bataclán

  • Rosa María Lechuga
Las mexicanas Michelle Gil Jamez y Noemí González, son parte de la historia contemporánea de la capital francesa
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We'll always have Paris.

We didn't have, we, we lost it until you came to Casablanca.

We got it back last night.

(Rick, Casablanca film)

¡Gracias por todo mi querido amigo!

Una semana antes de la conmemoración del primer aniversario de los atentados perpetrados en París, se observaba gran movimiento en la ciudad y mucha expectativa causó el concierto de Sting en Le Bataclan.

Cámaras y flashes invadieron el sábado en la noche el boulevard Voltaire. El reloj marcaba las 16:00 horas y ya era casi imposible transitar para llegar al concierto. Quien esto escribe no pudo llegar siquiera a la puerta, aún con boleto en mano, pero esto me permitió ver alrededor del recinto toda la energía que se generaba entre las personas que vinieron de todos los puntos del país y curiosos de diferentes rincones del planeta.

Las lágrimas no escaparon de los rostros de las personas.

Ni los abrazos se hicieron esperar.

Y a pesar del caos generado por el cantante británico, la sociedad francesa se sintió alagada por el gesto del artista y de darle a la ciudad un respiro de libertad y alegría ante tal tragedia.

Un domingo entre la sobriedad y la dignidad

Si hay algo que tiene la sociedad francesa es un sentido fuerte de dignidad, de valorar cada suceso trágico que les ha marcado en su historia como las dos guerras mundiales.

Ayer no fue la excepción. La solemnidad y la sobriedad dieron paso a la ausencia de grandes discursos políticos y pasarela de políticos.

Se develaron placas en honor a las víctimas con su nombre grabado en el lugar de los lamentables sucesos.

En los restaurantes Le Petit Cambodge, Le Carrillon, La Belle Equipe, La Bonne Bièere, en la sala de conciertos Le Bataclan y en el Estadio de Francia, en Saint Denis hoy figuran ya los nombres de las 130 personas que perdieron la vida.

Una luz para las almas

En un otoño que se antoja más que frio, en el Canal de Saint Martin por la tarde, se depositaron sobre sus aguas una vela por cada persona muerta, en representación de su alma, siguiendo una antigua tradición asiática.

Ahí se podían ver familiares y amigos de las víctimas así como periodistas.

Dos mexicanas en las calles de París

Dos nombres de mexicanas a partir de ahora se pueden leer en las calles de París, Michelle Gil Jamez  fallecida en La Belle Equipe y Noemí González, en Le Carrillon, ya son parte de la historia de esta ciudad.

Destellos parisinos

Pero no todo fueron grandes aglomeraciones ni eventos donde la prensa acaparaba el área.

En punto de las cuatro y media de la tarde, se encendieron velas en las ventanas en honor a lo sucedido el 13 de noviembre.

Varias asociaciones voluntarias “13onze15” (13-11-15), “Life for Paris” (Vida para París), l’Association Française des Victimes du Terririsme –AFVT- (Asociación Francesa de las Víctimas del Terrorismo) realizaron actividades alrededor de los “arrondissements” más afectados, el diez y el once.

Hubo un ascenso multicolor de globos que pintaron el cielo de París en una tarde otoñal fría.

Concentraciones de músicos benévolos cerca de los lugares de los acontecimientos que dieron pie a la espontaneidad del amor y la fraternidad.

Hubo personas encargadas de elaborar un gran tapiz –y largo- con los nombres de todas las personas que murieron y que se extendió a lo largo de Place de République.

El transporte urbano de la ciudad ondeaba las banderas francesas.

En la Iglesia de Saint-Etienne-du-Mont el padre hacia un llamado a orar por la paz en el mundo.

En Nôtre Dame de París, las campanas sonaron rigurosamente a las seis de la tarde para iniciar la eucaristía en honor a nuestros hermanos que ya se fueron.

El silencio matutino que se oía en Montmartre. No era habitual, mucha gente y mucho movimiento, lo que sobresalía era el vaivén de los pétalos de las flores y los sentimientos a flor de piel.

Los artistas pintando en el suelo, siluetas con mensajes alusivos al #13Nov.

Y nosotros, recordando aquel día donde todo fue tristeza, llanto y dolor.

Hoy París ya no está desierto.

De hecho nunca lo estuvo ni lo estará.

No en nuestros corazones, ni en nuestros deseos ni en nuestras acciones.

Ayer estuve con un gran amigo entrañable de mi ciudad natal Puebla, y me llamó mucho la atención lo que dijo de su viaje a Italia hacia Francia.

No fueron las góndolas ni la pasta ni los hoteles lo que le escuché decir con mucho sentimiento, sino fue lo que dijo cuando llegó en París: “Iba aterrizando y hasta me sentí en mi hogar”.

Eso es esta ciudad tan hermosa y bella para quienes habitamos en ella y para quienes la visitan año con año, nuestro hogar.

Hace poco vi Casablanca por enésima vez, casualidad o no, ayer pensé en que hoy más que nunca, SIEMPRE NOS QUEDARA PARÍS.

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