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Crónica del triunfo de Gali en las elecciones de Puebla

  • Sergio Mastretta
Ha ganado Tony Gali el round principal de este pleito de camarillas en el que se convirtió la elección poblana
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Discurso visto en la madrugada para la confirmación de la era prianista

Ha ganado Tony Gali el round principal de este pleito de camarillas en el que se convirtió la elección poblana.

Y ha cerrado la noche a su manera, pero ahora con el entendido de que a su feligresía ya la tiene en la bolsa.

Escribo ya en la madrugada, luego del jolgorio futbolero y la recopilación de un día sonámbulo que terminó con el chipichipi que ahora envuelve a la ciudad.

Sonámbulo, digo, el ciudadano. 56 de cada cien decidieron quedarse en casa. O irse a misa. O a comer carnitas. Porcentaje restante le llama el PREP al abstencionismo del 56 por ciento. Sonámbulo, recojo el  número y, a como van las cuentas a la 1.30 de la mañana del lunes 6 de junio lo convierto en ciudadanos que con su puño votaron por el candidato triunfador: unos veinte de cada cien poblanos con derecho a voto.

20 de cada 100 ciudadanos escogen a los gobernantes en Puebla. A ese entredicho hemos llegado en la democracia mexicana.

Pero hasta donde veo a la media noche, la ventaja en el filo de los doce puntos representa el peor escenario para el viejo-nuevo PRI de ese enredijo de marinistas y extraviados del partido monopólico derrotado en el 2010, y que hoy se fueron a casa con la amenaza de la judicialización del proceso y el pensamiento de que en política no hay cadáveres, y el mejor para el viejo PRI neo-neo PAN de los morenovallistas y conversos que se apropiaron del vetusto neo PAN que Paco Fraile y Ana Tere Aranda y los Yunques construyeron a principios de los años noventa.

Supongo entonces que esta noche es la de la derrota total de los que llamaré viejo-panistas, pues a estos neo-neo panistas les sienta bien pensarse modernos y nada proclives a las armonías de la pandereta scout, y se han ido a festejar a la gringa en el hotel Intercontinental. Para los otros, la rumia para el 2018.

Qué enredo éste de camarillas viejo nuevo pri, viejo neo pan, neo neo prian.

Qué lío de cruces y de brincos en esta era de la bancarrota de la vieja política priista.

Qué enredijo de saltos y enroques en esta era de la resurrección de la vieja política priista.

Así que ahí está Tony Gali triunfador, muy a la moderna envuelto entre sus seguidores en el salón del hotel Intercontinental. Adiós jardín del Carmen de la vieja oposición panista, la que ganó hoy no es la camaradería del rezo y la pandereta sino la estructura que se construye con los recursos del gobierno, que para algo les ha servido su vieja escuela priista y por algo tienen el control del Estado.

45 puntos. Un golpe de mano que hace trizas la recuperación de los marinistas y termina con el resuello de los viejos panistas. Tal es el resultado que el Gali ganador agradece a los cuatro vientos, como descubro que dirá dentro de un ratito.

De nuevo lo veo ir y venir por una pasarela, ahora la del triunfo, entre el griterío y los pegajosos pepelitos que le disputan el primer plano a las cifras que rondan el 45 contra 34. Y no pierdo de vista el significado de esos números: cerca de 8 de cada 10 votantes lo hicieron (se dicidieron, dirá para los suyos Gali) por los dos partidos históricos de Puebla, y sin rencor alguno por lo que representan.

Cinco minutos después de dos docenas de muchas gracias a todos los que sus ojos y su memoria encuentran, sigo entretenido el video que las huestes de Gali han subido al FACE.

Discurso visto en la madrugada para la confirmación de la era prianista

La victoria alivia los nervios, pues lo encuentro distendido, nada gritón, ni por asomo en busca de conversos. Entiendo que ahora todos pasamos a ser parte de su feligresía.

“Gracias Puebla”, dice una y otra vez. Y yo no dejo de hacer mi cuenta. 56 de cada cien no votaron, 20 de cada cien lo hicieron por el candidato al que le levantan el puño uno por uno a los que él reconoce y agradece.

“Somos una gran familia”, dice y al fin viene el discurso. Y yo, ya no tan sonámbulo, me digo si dejará salir al predicador que lleva dentro. Atento, sigo sus pasos, sus movimientos.

“Hicimos una campaña muy alegre, pero muy seria, muy ordenada de principio a fin, donde se presentó un plan para Puebla, tenemos compromisos que cumplir, y por eso digo…”

Entonces dio un salto. Éste, sí, un pequeño salto, claro, no estamos en el estadio. Pero cuánto se contiene en un saltito. Se confirma una era, así que el recurso oratorio lo merece. Ah, reconozco lo que sigue: la mano que marca el giro hacia adelante, y los pasitos cortos, claro, y la técnica bien aplicada de la oratoria, el uso de los recursos a la vista, como encontrar a su paso los ojos de su coordinador de campaña:

“Ya le pedí, ya le exigí a mi coordinador…  -- y va y abraza a Javier Lozano, el mismo que ahora sí lo ha presentado, hoy no hay Chelis que valga, y lo describe ‘un coordinador discreto’, y se distrae pues mira a Marcelo, claro, igual que Marcelo, sí, claro que sí, muchas gracias Marcelo García y gran abrazo a Marcelo el representante del neo CEN del viejo neo pan, el comunicador que ha manejado la política de comunicación social del morenovallismo así que venga otro abrazo, para al fin continuar sin más paréntesis-- que convoque a todo este equipo de campaña para que desde mañana mismo se ponga a trabajar, porque esos veintidós compromisos tenemos que convertirlos en un Plan Estatal de Desarrollo, porque así soy y así seré --faltaba más, la bamba--...Y por eso en los próximos siete meses de transición recorreremos los 217 municipios para construir ese plan, para continuar ese gran trabajo que ha hecho Rafael Moreno Valle, porque lo digo a los cuatro vientos, que Rafael Moreno Valle ha trabajado para este cambio para no regresar a ese pasado que nos ofendió. Porque ya decidió Puebla, decidió por seguir avanzando, porque esto que construimos durante día y noche es para todos los ciudadanos.”

Descanso. No, sigue, y yo digo ahora, así, ahí viene el predicador, pues al final se desboca al conjuró de todas las regiones, pues esto que hizo dice es para todos los ciudadanos, de la sierra norte, de las sierras en todas sus vertientes, los ciudadanos, y hace un alto y extiende el brazo y mira al  infinito de la sierra oriental, muchas gracias, de la sierra negra, muchas gracias, y nuevo alto, y nuevo brazo extendido y mirada al infinito, y a la sierra que siga, y que, digo yo, no deja de ser sierra, reseca, pero sierra la mixteca con todos sus infiernos, y en Tecali, donde ganó consistentemente y en Tehuacán donde también ganó consistentemente.

“Y muchas gracias a mi capital --y digo yo, ahora sí ya viene, pues repite, muchas gracias a mi capital, y ahí ya grita y se deja ir pues dice él--: porque es un trabajo de equipo, es un trabajo que no descansa, es un trabajo de partido, es un trabajo de ciudadanos --y ya prendió a sus discípulos, ¡Tony, Tony,Tony!--, porque es un trabajo de ustedes –y para confirmarlo baja del estrado, camina hacia ellos--, es la Puebla que ha construido cada ciudadano y cada ciudadana, cada poblana y cada poblano y ustedes –supongo que su mirada encontró a algún representante de los medios así que brincó hacia ellos—me han acompañado hasta el último rincón en ese compromiso con –y aquí viene una gran hilera de ciudadanos en masculino— los niños, con los jóvenes, con los universitarios, con los empresarios, con los campesinos, con las personas de la tercera edad y –feliz memoria—por las mujeres, que es tan importante, --sí, el tiempo del verbo ser en singular, y faltaba más— con la población indígena, con los consejos ciudadanos, con los comités de contraloría que estarán vigilando cada una de las acciones y cada una de las obras de gobierno  --y se da un respiro para subir de nuevo a la pasarela y mientras yo pienso que esto último no lo dijo en el debate, así que comités de contraloría, ya tendremos siete meses para asimilar lo que para Gali querrán decir…

El respiro me da un tiempo para pensar que en su discurso no le dio al medio ambiente su carta de ciudadanía, y que hoy mismo un grupo civil ha demandado al que resultara triunfador en la elección el rescate del río Atoyac como algo que sí se puede empezar a hacer en los próximos dos años. Ni encontró lugar para un  vistazo a las heridas abiertas por la violación de los derechos humanos que, entre otras consecuencias, impidió a dos cholultecas (Adán y Paúl Xicale) ejercer su derecho al voto, sometidos como están todavía a un proceso judicial declaradamente ilegal.

Siete meses tiene el ganador para pensar en esas cosas.

Pero Tony Gali está ahora en el remate. Extiende el brazo derecho, pues no separa el micrófono de sus labios, y mira a su feligresía.

“No me queda más que reiterarles que aquí estoy para servir, y vamos a trabajar unidos para que esta Puebla siga progresando, para que esta Puebla no se detenga, para que esta Puebla siga en transformación…”

Y por último, con puñetazo al aire:

“Muchas gracias, y que dios los bendiga.”

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A las dos de la mañana lo veo terminar su discurso. Está emocionado, está encendido. Se deshace del micrófono. ¿Qué hará ahora? Toda acción es un símbolo, el orador exaltado todavía tiene un aire para el raciocinio. No busca al fondo. No busca al frente. Ahora no hay esposa ni familia ni coordinadores ni dirigentes de partidos ni periodistas en el chaleco. Mira a su derecha, mira a Martha Érika Alonso. Corre hacia ella.

El abrazo es fundido.

El día ha confirmado para los dos la era prianista

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