• Sociedad

Violencia en Veracruz atrajo migrantes a Puebla

  • Gerardo Rojas González
Anualmente cruzan por Puebla más de 20 mil indocumentados, quienes son perseguidos, violentados o amenazados
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El aumento de migrantes de Centro y Sudamérica en la ciudad de Puebla se debe al incremento del crimen organizado en el estado de Veracruz, detalla un reporte del Programa de Migración, Desarrollo y Ciudadanía Binacional Puebla-Tlaxcala.

Los migrantes de Honduras, El Salvador, Nicaragua y Guatemala han modificado sus rutas hacia los Estados Unidos ante los actos criminales en su contra, y aunque Puebla no es un paso natural, prefieren rodear y bajar del tren denominado "La Bestia" para poder seguir su trayecto hacia Estados Unidos, explica el diagnóstico elaborado por el investigador Misael González Ramírez.

El programa forma parte de una iniciativa ciudadana de apoyo a migrantes, en el que participan investigadores de distintas universidades públicas y privadas del país.

El documento “Radiografía de la Migración y su impacto en el Altiplano" destaca que anualmente cruzan por Puebla más de 20 mil indocumentados, quienes son perseguidos, violentados, amenazados, y, en el caso de las mujeres, a veces hasta violadas en su paso por el país.

En Puebla, el mayor número de abusos cometidos contra los indocumentados por parte de la policía local y los agentes del Instituto Nacional de Migración (INM) se concentran en cinco municipios: Tepeaca, Lara Grajales, Teziutlán, Soltepec y Puebla.

Tan sólo este 2013 fueron repatriados más de 3 mil 200 guatemaltecos que intentaron llegar a Estados Unidos.

El recorrido del tren conocido como  "La Bestia" —que puede iniciar en Tenosique, Tabasco, o en Tapachula, Chiapas, y cruza ciudades como Córdoba y Orizaba antes de llegar a la Ciudad de México, para después pasar por San Luis Potosí y Saltillo—, es de los más peligrosos debido a la delincuencia que actúa en cada punto.

El reporte detalla que el fenómeno migratorio está ligado a la exclusión y desigualdad en la riqueza, lo que se traduce en migración laboral con la intención de mejorar su situación económica así como su desarrollo personal y familiar.

El fenómeno se agrava debido a las restricciones en las políticas migratorias, que provocan “que las familias se separen, viajen en circunstancias de riesgo y trabajen sin documentos, dando como resultado que las personas de este sector sean vulnerables a la explotación y que sus derechos humanos sean violados constantemente”.

Los migrantes son actores del desarrollo y contribuyen a la economía local mediante remesas que de manera constante envían a sus familias, impulsando el desarrollo de numerosas comunidades, principalmente rurales, pero esto no se ha valorado mediante políticas que favorezcan las condiciones de éstas personas, concluye el análisis.

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