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Mártires y santos, ejemplos de virtud en la Nueva España

El culto a Todos los santos fue instituido el 1 de noviembre por el Papa Gregorio IV en el año 835
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Antes del año 610 de nuestra era, la festividad de Todos los Santos se hacía de carácter local y en diferentes fechas, hasta que el Papa Bonifacio IV unificó su celebración a un solo día (13 de mayo). Sin embargo, la conmemoración como la conocemos actualmente fue instituida el 1 de noviembre durante el papado de Gregorio IV en el año 835, y se extendió primero a Europa y después a todo el mundo.

El Museo de Arte Religioso Ex Convento Santa Mónica recuerda esta fecha con la exposición Todos los santos, que podrá visitarse hasta el 27 de noviembre en la ciudad de Puebla.

Monserrat Báez Hernández, curadora de la muestra, explicó que el objetivo es acercar al visitante a los orígenes y al sentido de la devoción de los santos durante el Virreinato.

La también historiadora del Colegio de Historia de la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla explicó que los primeros santos que recibieron veneración en el cristianismo fueron los mártires, cuyas conmemoraciones eran de carácter local.

El aumento en el número de santos y la imposibilidad de festejarlos en fechas particulares hicieron que el Papa Bonifacio IV implantara una celebración común dedicada a Todos los Santos el 13 de mayo, que luego cambiaría el Papa Gregorio IV al 1 de noviembre, con motivo del traslado de gran número de cuerpos de mártires a la iglesia de Santa María de los Mártires, primer templo pagano de origen romano, convertido al culto cristiano.

“Hasta el presente, el 1 de noviembre es la fecha solemne dedicada a recordar a todos los santos del cielo, observada también por los cristianos ortodoxos, durante el primer domingo después del Pentecostés”.

El Museo de Arte Religioso Ex Convento de Santa Mónica posee un rico acervo que nos comunica la devoción piadosa que profesaban los habitantes de Nueva España hacia los santos, especialmente en Puebla de los Ángeles.

De acuerdo con Báez Hernández, las diferentes obras artísticas hablan de la importancia de los santos como modelos de vida y ejemplos de virtud para los devotos en el periodo virreinal.

“Los santos son modelos ejemplares de vida tanto para los miembros de las órdenes religiosas como para los cristianos seglares; estaban presentes en la sociedad a través de obras literarias, pinturas y esculturas que servían como recordatorio de su existencia terrenal”.

Con cinco pinturas de caballete, una escultura, cuatro fuentes impresas litúrgicas y un relicario, de los siglos XVIII y XIX, Todos los Santos exhibe a los mártires más célebres del cristianismo como Santa Bárbara, popular en el culto oriental y occidental; San Pablo, quien difundió el Evangelio entre los paganos; Santa Filomena, cuya veneración se desarrolló en el siglo XIX; San Juan Nepomuceno, que fue patrono del secreto de confesión; Santa Teresa de Jesús, fundadora de las carmelitas descalzas, y una de las santas más relevantes del cristianismo, considerada mística y una prolífica escritora y, finalmente, Santo Domingo de Guzmán, fundador de la orden de predicadores conocidos popularmente como dominicos.

“La escultura de Santo Domingo, por ejemplo, era un elemento común en los conventos masculinos novohispanos y solía presidir el altar mayor del templo o la capilla doméstica”.

La exposición está conformada por cinco pinturas de caballete, tres de ellas inéditas, las cuales permanecían en el depósito del museo y se exhiben por primera vez, así como los óleos San Juan Nepomuceno (s XVIII), de Miguel Cabrera(1695-1768) y Santa Teresa de Jesús, pieza anónima y sin fecha, que forman parte de la exposición permanente del recinto.

La restauradora Bárbara Lara de Hoyos explicó que tres óleos, dos del siglo XVIII y uno del XIX, recibieron tratamiento de restauración y conservación. En el caso de La Santísima Trinidad con Santa Bárbara, se le practicaron procesos de limpieza química, consolidación de faltantes de tela, resane, integración cromática y aplicación de capas de protección; la pieza anónima Martirio del apóstol San Pablo (s. XVIII) recibió una limpieza química, y a la obra de Santa Filomena (s. XIX) se le hizo una limpieza en seco, reintegración cromática de abrasiones, aplicación de capas de protección y limpieza general del marco.

Todos los santos también exhibe una talla de madera de Santo Domingo de Guzmán, se trata de una escultura de vestir, diseñada para llevar aureola, ornamentos y ropajes de tela. A esta obra anónima del siglo XVIII se le practicó consolidación de faltantes e integración cromática.

Por último, se expone un relicario (s. XIX) que posee alrededor de cien pequeños fragmentos de huesos, astillas y objetos que estuvieron en posesión de religiosos, así como un misal romano del año 1772 y tres libros dedicados a la vida de los santos, que permanecían en depósito del museo: Guirnalda mística, Triumpho de los Santos, de Balthasar Bosch Centellas, libro de meditaciones y oraciones (1724) y dos tomos sobre la vida de los santos conocidos como Leyenda de oro (1865), sin autor.

Todos los santos permanecerá en exhibición hasta el 27 de noviembre en la sala de exposiciones temporales del Museo de Arte Religioso Ex Convento de Santa Mónica (calle 18 Poniente, No. 103, Centro Histórico de Puebla), de martes a domingo, de 10:00 a 17:00 horas. Costo: 35 pesos, excepto maestros y estudiantes con credencial vigente, así como adultos mayores, menores de 13 años y personas con discapacidad. Domingos, entrada gratuita a público nacional y extranjeros residentes.

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