• Seguridad

Entre desperdicios industriales e inquilinos operaba prostíbulo

  • Gerardo Rojas González
Este fin de semana fueron liberadas 17 mujeres que eran obligadas a prostituirse en una vecindad de la 12 poniente del centro de Puebla
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Un triciclo en el patio de la vecindad marcada con el número 110, de la calle 12 poniente, en pleno centro histórico de Puebla, es lo primero que aparece cuando se ingresa a lo que por años operó como un prostíbulo.

En ese lugar, cuya entrada es ocupada por compradores de desperdicio industrial, este fin de semana fueron liberadas 17 mujeres que eran obligadas a prostituirse, además se detuvo a cuatro personas, una de ellas identificada como funcionario del poder judicial.

Los vecinos se acostumbraron a vivir en medio de hombres que entraban y salían en menos de media hora. También se habituaron a las pláticas y risas de las mujeres de entre 17 y 35 años que trabajaban ahí.

Según Juan “N”, un adolescente que vive en ese lugar desde hace 10 años, las mujeres eran tranquilas y normalmente no hacían desmanes, aunque de vez en cuando había peleas entre ellas que eran terminadas por un par de sujetos que siempre las cuidaban.

Juan prefirió que se le cambiara el nombre, porque en la calle donde vive, dice, al menos "20 chavos" se dedican a la trata de personas y vigilan que no se les escapen sus víctimas.

"Los 'vatos' que están en las esquinas vendiendo discos, que traen su celular, avisan de lo que pasa en la calle. Si viene la 'tira' ellos, avisan. Y ya los 'polis  acá' pues no se meten... vez que sólo andan de a dos y luego es 'un wey y una vieja' y pues ni le entran", relató mientras encaminaba hacia la calle.

La versión fue confirmada por este medio, ya que justo en la esquina se encuentra un puesto de venta de discos piratas que cuidan dos jóvenes, de entre 20 y 25 años, quienes preguntan si se te ofrece "un servicio con una dama".

Familias y prostitución en el mismo espacio

Además de Juan y su parentela, al menos otras 12 familias viven en la vieja casa ubicada entre calle 5 de Mayo y 3 norte, donde pagan una renta de 400 pesos por cuatro o cinco cuartos grandes sin pintura y en malas condiciones.

Pese a la detención de tres hombres y una mujer mediante un operativo coordinado entre la Procuraduría General de la República (PGR) y autoridades estatales, las familias continúan viviendo en el lugar.

"Pues ya no están... pero acá viven dos que se dedican a eso", alcanzó a decir Juan, quien fue el único vecino en contar detalles.

En el lugar se encontraba una señora con dos menores de edad, quien prefirió guardar silencio sobre el tema: "no joven, para qué me meto en problemas", dijo a este reportero cuando se le intentó preguntar sobre el prostíbulo.

Todo de a tres pesos...

En la zona abundan vecindades y tiendas que venden todos sus artículos a tres pesos. Los clientes de los prostíbulos en ocasiones les llevan regalos a las mujeres que contratan por 85 pesos y el obsequio es comprado en las tiendas "de a tres pesos".

Lucía, la joven que atiende un negocio cercano al lugar, dice que muchos "señores" pasan a comprarle un regalo que es llevado en una bolsa de plástico junto con una "Coca de 600" mililitros. En total se gastan 10 pesos entre el regalo de tres pesos y su bebida.

La verdad aquí en la calle no nos molesta la presencia de las "chavas", ni las vemos y pues todos pasan a comprar para llevarles algo, dice mientras despacha una pulsera.

La casona se ubica en una calle donde circulan siete rutas de transporte público a un costado de tiendas de ropa, tenis, desperdicios industriales, y se encuentra en paralelo a la entrada principal de la Plaza de la Computación.

Por el lugar circulan patrullas de modelo reciente de la policía estatal, los policías municipales realizan rondines y hasta las familias conviven con la prostitución.

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