• Sociedad

Frutas y Verduras se pudren en campos de EU; no hay mexicanos que las cosechen

  • Yazmin Evia y Rolando Lino
Una año sin mexicanos
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Justo cuando el Congreso de los Estados Unidos discute la aprobación de una Reforma Migratoria; los líderes agrícolas de la Unión Americana están pidiendo a los legisladores que las normas sobre inmigración sean menos estrictas. Los productores advierten que sus campos están llenándose de manzanas, cerezas, moras o espárragos podridos; porque no hay recolectores disponibles para contratar este año. La causa es, justamente, que los trabajadores agrícolas no están logrando cruzar la frontera.

El campo estadounidense depende de alrededor de 1.1 millones de trabajadores agrícolas (algunas estimaciones dicen que la cifra llega incluso a 3 millones); y una parte sustancial de ellos son inmigrantes que carecen de permiso para laborar. Tan solo en el estado de Michigan, se contratan en promedio unos 45mil obreros para las cosechas de cada año; y la mayoría de estos no tienen documentos. En Wisconsin, los trabajadores migrantes comprenden el 40 por ciento de la fuerza laboral en las plantas para la producción de lácteos, según un estudio de la Universidad de ese estado.

Sin embargo, “por las leyes migratorias, por las redadas y deportaciones; tenemos situaciones en este país en que la comida es cultivada pero no es cosechada. Se va al desperdicio en el campo”, señaló Thomas James Vilsack, ex gobernador del Estado de Iowa  y actualmente es Secretario de Agricultura de Estados Unidos.

Desde los productores de árboles de Navidad en los Apalaches; los de lácteos en Wisconsin; los de diversas frutas y verduras en California; hasta los productores de espárragos o moras en Michigan; todos están desesperados y advierten que sin mano de obra agrícola perderán este año las cosechas.  

El agricultor Pat McGuire (de Michigan), uno de los representantes de la American Farm Bureau Federation, anunció con gran preocupación que este año “las cerezas y manzanas se están pudriendo en los campos, porque hoy no contamos en este país con la mano de obra que teníamos antes”. Su grupo acudió a las oficinas de ocho legisladores y al Senado; pidiendo su comprensión ante la falta de trabajadores inmigrantes, especialmente mexicanos.

Mark Youngquist –un cultivador de manzanas también de Michigan- expresó el deseo de que sus correligionarios republicanos muestren más empatía con la gente que realiza esos duros trabajos, simplemente porque nadie más desea hacerlos. “Las medidas tan estrictas de control que hoy existen en la frontera, están causando consecuencias”, expresó; y dijo también: “las viviendas que utilizan los obreros migrantes están ahora 'totalmente vacías'”. Para rematar, Youngquist advirtió: “Estamos encima de una bella cosecha de manzanas, pero a menos que las cosas cambien, nadie las va a ir a recoger”.

En Georgia, el mexicano Edilberto Pérez  remarcó que en los 17 años que se ha empleado como trabajador agrícola, nunca había visto que una cosecha que se perdiera por falta de manos para recogerla. “El año pasado hubo suficiente gente. Éramos unos 80 en mi grupo y en este nos quedamos en menos de la mitad. Esta semana vinimos cinco a recoger las moras y tuvimos que dejarlas ahí en las matas. Entre cinco no podemos recoger 20 kilómetros cuadrados de cultivos. Si acaso uno”, dijo Pérez (originario de Oaxaca) a la cadena BBC.

Los agricultores de Georgia coinciden con Pérez, y consideran que la ley HB-87 está “espantando” a muchos hispanos que suelen trabajar en los campos; sobre todo en los cultivos de frutas y verduras. Esto últimos, son los más intensivos en cuanto a mano de obra, ya que requieren muchas horas hombre bajo los fuertes rayos de sol.

Un sondeo realizado el año pasado, mostró que el 71 por ciento de los sembradíos cuya cosecha requiere mucha mano de obra –como árboles frutales, vegetales, uvas de mesa, pasas, fresas y moras- sufrieron la falta de trabajadores. En general, un 61 por ciento de los productores agrícolas padeció esa misma escasez en diversos grados. Los dueños de granjas que resultaron afectados, señalaron que lidiaron con el problema ofreciendo salarios más altos; retrasando podas y cosechas; o recurriendo a la mecanización.

Los dueños de granjas y sembradíos advierten que mucha gente inmigrante  tiene miedo y no quieren ser deportados. Charles Hall, director de la Asociación de Cultivadores de Frutas y Vegetales de Georgia, sentencia sobre el futuro: “si no se crea un programa seguro y efectivo que permita a gente de otros países venir a trabajar legalmente a los Estados Unidos, podrían haber un empeoramiento del problema, en especial para las campos pequeños o medianos”. (Con información de Yahoo!, Milenio y BBC) (Twitter: @rolandolino)

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