Desde las sombras pretenden generar el voto del miedo

Fermín Alejandro García/Cuitlatlán/La Jornada de Oriente
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El candidato a edil de Izúcar de Matamoros, Manuel Madero González, junto con un grupo de colaboradores, fue convocado este jueves a la Secretaría General de Gobierno. Posteriormente los trasladaron a un lugar seguro, lejos de su comunidad, para protegerlos ante las amenazas de muerte que recibieron y las agresiones sufridas a dos vehículos, que incluyeron el uso de armas de fuego.

La intimidación generada contra Madero, así como el manejo que en redes sociales se ha dado al homicidio del ex rector de la UAP, Samuel Malpica Uribe, junto con el surgimiento de acusaciones surgidas de última hora contra candidatos del PRI, hace suponer que alguien busca que prive el miedo el próximo domingo, el día de las votaciones.

Dicho de otra manera, se quiere generar el fenómeno del “voto del miedo”, que en realidad sirve para desalentar que los ciudadanos acudan a las urnas. Y ese efecto, se da en electores que no tienen una fuerte identidad con algún partido político o con un candidato, y son parte de los llamados “indecisos”.

Sería temerario e irresponsable sostener –sin pruebas– que la violencia acontecida esta semana fue generada directamente para dañar a un candidato o a una fuerza política. Pero lo que sí es verdad es que la información se está manipulando para intentar golpear a oponentes políticos.

Como es el caso del gobierno del estado que un par de horas después del homicidio de Samuel Malpica ya estaba difundiendo un comunicado para establecer, de manera precipitada, la sospecha de que el asesinato podía estar vinculado a gente del grupo político de Enrique Agüera Ibáñez, el candidato del PRI a edil de la capital, sin que hubiera pruebas para sostener esas ideas.

El proceso electoral que este año se ha vivido en 14 estados del país ha tenido como principal componente un alto número de hechos de violencia, pues en general se estima que en diferentes entidades se registraron más de 20 casos de candidatos a puestos de elección popular que fueron asesinados, secuestrados, agredidos o desaparecidos.

En Puebla no se llegó a esos extremos desde el punto de vista de la integridad de los candidatos.

Sin embargo el asesinato de óscar Samuel Malpica y la poca diligencia del Instituto Estatal Electoral (IEE) para abordar algunos hechos de violencia, ha contribuido que Puebla se esté contagiando de esa ola de miedo que invadió a otros territorios del país en donde habrá comicios.

Hasta antes del homicidio de Malpica y el clima de hostilidad desatado contra Manuel Madero, estaban registrados siete asuntos relacionados con atentados y robos contra candidatos o miembros de sus equipos de campaña.

En todos estos asuntos los consejeros del IEE no mostraron el más mínimo interés de buscar que se esclarecieran y sobre todo, determinar si se habían generado como consecuencia de la contienda o por circunstancias ajenas al proceso electoral.

Por tanto el IEE es responsable del miedo generado en torno a las votaciones del domingo entrante.

En algunos estados, como Durango o Veracruz, es entendible que hayan ocurrido atentados contra candidatos como parte del clima de deterioro de la seguridad pública.

Si en Puebla se supone que la inseguridad no está en niveles de gravedad como en Veracruz, Durango y Oaxaca, entonces es fundamental preguntarse:

¿Por qué la violencia está empezando a marcar los comicios en Puebla?

¿Alguien está generando agresiones para crear un clima de incertidumbre y miedo de aquí al domingo?

¿Es parte de una estrategia electoral premeditada?

Son preguntas que costará mucho trabajo responder antes del domingo.