Perderá el debate el candidato que se enoje más rápido

Enrique Núñez/Contracara/Intolerancia
Mucho se ha dicho que el debate del día de hoy será el factor que marcará la tendencia electoral de cara a la elección del 7 de julio.

Y aunque en los anteriores comicios por la presidencia municipal no existe un antecedente sobre un debate que haya marcado la diferencia, hay que recordar el costo político que le provocó a Carlos Alberto Julián y Nacer no haber acudido a su encuentro con Luis Paredes Moctezuma.

De ahí que Enrique Agüera haya tomado una decisión correcta al aceptar acudir a un debate, pese a que detrás de los organizadores de Actívate pesa una clara tendencia gobiernista.

Sin embargo, pese a que el fantasma de la parcialidad ronda por el salón del Hotel Camino Real, donde se realizará el debate, la realidad es que una vez fijadas las reglas será difícil que se carguen los dados en favor de uno u otro candidato.

Una vez presentes los tres candidatos —casualmente todos de corazón priista—, será su capacidad histriónica la que se adueñe del mayor número de votos, todos ellos provenientes de los llamados indecisos. Porque nadie puede tragarse el cuento de que sean las propuestas las que hagan ganar un debate.

Aseguran los asesores que el debate se gana desde la vestimenta, pasando por el carisma, la soltura, la capacidad de transmitir confianza y seguridad. Pero sobre todo por la habilidad los momentos álgidos que suelen presentarse en estos encuentros, donde las ideas y los proyectos de gobierno pasan a segundo término.

En esa lógica, veremos a un Enrique Agüera con la firme intención de mostrar sus dotes académicas, sumadas al carisma que lo convirtió en el rector más popular de la historia moderna de la UAP, enfrentando a un Tony Gali que conoce el arte de la actuación y la comunicación, las cuales vivió en sus épocas de juventud.

A ninguno de los dos les espantan ni las cámaras ni el micrófono, pero lo verdaderamente importante es no cometer errores cuando aparezcan los señalamientos.

Dicen que el que se enoja pierde y, en ese sentido, los dos han demostrado que son de mecha corta. Ambos tienen un carácter fuerte y una calentura a destiempo puede echar por la borda sus aspiraciones presidenciales.

Hay que decir que “El Profe” Ceballos tendrá en sus manos la posibilidad de ganarse a muchos indecisos si asume la postura que en el debate presidencial adoptó Quadri, o si decide cargarle la mano a alguno de sus oponentes, desnudando la razón de su candidatura. Digamos que “El Profe” nada tiene que perder y sí mucho que ganar. Un par de puntitos para el PT valen oro, sobre todo a la hora de mantener el registro y de cobrar prerrogativas.

Lamentablemente, el punto negro de los debates electorales es que sólo son vistos por un porcentaje mínimo de votantes y que de ese sector un porcentaje mínimo pertenece al rubro de los indecisos.

Es decir, que de los pocos que verán el debate la mayoría es partidario de uno u otro de los contendientes, lo cual minimiza en alto grado su efecto electoral.

Sin embargo, en el círculo rojo nos daremos vuelo, como si el debate lo hubiera presenciado todo Puebla. Así es nuestra especie.