Elecciones también decidirán futuro de Moreno Valle

Alejandro Mondragón/Al Portador/Status
.

El gobernador de Puebla, Rafael Moreno Valle, asumirá en agosto la presidencia de la Conago, un mes después de las polémicas elecciones en 14 entidades del país, enmarcadas por el Pacto por México.

El arribo del poblano y panista a la Conferencia Nacional de Gobernadores —en sustitución de Mario López de Sinaloa— será de coyuntura, pues llegará fuerte o en medio del ojo del huracán político, porque indiscutiblemente cualquier resultado el 7 de julio levantará ámpula en el país.

Una y otra vez, Moreno Valle ha dicho que no se peleará con el presidente Enrique Peña Nieto, sino que por el contrario, contribuirá con su política de transformación del país.

Al presidente Peña le sirve su interlocución con panistas y perredistas, en el marco del Pacto por México para transitar sus reformas constitucionales.

Empero, en círculos del poder, el protagonismo que asumirá Moreno Valle en la Conago despierta celos y se busca introducir a la recta final de las elecciones en el caso de Puebla el factor de la negociación.

Si cede la plaza o no, es una versión recurrente entre personajes cercanos a Los Pinos y el CEN del PRI, amén de la desconfianza que eso genera en el equipo cercano al candidato y el PAN.

Está claro, al margen de la relación institucional que mantiene con la gestión de Peña Nieto, el gobernador se enfrenta al cierre de su administración y, por ende, requiere de la gobernabilidad.

Una derrota en Puebla lo dejaría a merced de los grupos panistas que libran su propia guerra interna por el control nacional del partido, donde muchos ubican a la entidad poblana como el refugio del calderonismo. Sus opciones para el 2018 se reducirían para dar paso a otras figuras antagónicas a los intereses del ex presidente Felipe Calderón.

Pero también hay que ubicar la presión que ejercería un priismo ávido de revancha y de generar contrapesos para las elecciones a diputados federales en el 2015, como antesala de recuperar Casa Puebla. El desgaste, pues.

Del otro lado, una victoria en la entidad lo situaría en un partido como el PAN que está urgido de resultados favorables para aguantar los embates para la renovación partidista en diciembre del 2013.

NO SE HAGAN BOLAS

Hay señales que el propio Moreno Valle ha enviado desde que decidió asumir el control del PAN y formalizar la alianza con otras fuerzas políticas.

En octubre del año pasado, estaba en juego la definición del candidato del grupo morenovallista, entre Fernando Manzanilla, Jorge Aguilar Chedraui y Antonio Gali Fayad, a este último se le consideraba el más lejano al equipo cercano.

El gobernador para despejar dudas de sus afectos políticos acudió a la fiesta de cumpleaños de Tony para levantarle la mano y así bajar a Manzanilla y Aguilar Chedraui.

Otra acción ocurrió en las negociaciones con el panismo. Aparecieron versiones de que estaría dispuesto a ceder la candidatura a un panista: Franco Rodríguez o Pablo Rodríguez, los primos.

Cuando arreciaron las presiones azules, el gobernador apareció en cientos de espectaculares en la portada de la revista Líder con Tony Gali, lo que perfiló la sucesión.

Frente a las expresiones de que los panistas le harían contracampaña, fue el impulsor de la alianza PAN, PRD, Panal y Compromiso por Puebla, así como de las candidaturas comunes con Movimiento Ciudadano y Partido Social de Integración, a efecto de cobijar a su delfín ante la fuerte carta que llevan el PRI y PVEM con Enrique Agüera, ex rector de la BUAP.

Tampoco hay que dejar de reconocer los desacuerdos entre Gali y Moreno Valle, como en los casos del arresto de la maestra Elba Esther Gordillo, donde diversas voces pedían otro candidato o tras el escándalo en la UDLA, pero los principales operadores de su campaña en el 2010 se integraron al proyecto por la ciudad.

Aunque en el morenovallismo todos son prescindibles, excepto el gobernador, también está claro que todo su capital político, no pasivos, va con Tony Gali.

Los jaloneos internos de la campaña nadie los puede negar, pero el futuro del mandatario pasa por las cuentas que entregue el propio Gali y la alianza Puebla Unida en el Congreso del Estado.

La negociación es una palabra que no está en el diccionario electoral del gobernador.

alemondras@iCloud.com

@AleMondras