En la lucha contra el uso y el tráfico ilícito de drogas

  • Alejandro Armenta Mier
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El consumo de drogas es un grave problema que enfrenta la población, pues muchas de éstas que comenzaron siendo legales o creadas para fines médicos se han convertido en calamidades sociales. Al margen de los efectos negativos en la salud y a nivel sociológico que las drogas ilegales tienen sobre nuestra sociedad, existen numerosos daños colaterales.

Un claro ejemplo de estos daños se ve en las estructuras económicas de los países productores de droga, ya que resulta mucho más lucrativo que la plantación de otros productos legales, llevando a los campesinos al empobrecimiento, al descuido del sector agrario además del enriquecimiento y la proliferación de las mafias, destruyendo el tejido socioeconómico de las regiones productoras.

Otro de los grandes efectos negativos de las drogas sobre la población civil consiste en el aumento de la delincuencia y el contrabando, cuestiones que han terminado con muchas familias y comunidades en múltiples lugares del mundo.

De acuerdo a datos de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), se calcula que cada año 210 millones de personas, es decir, el 5% de la población adulta mundial consumen drogas ilícitas y, de ellas, mueren 200 mil. El consumo y el tráfico de drogas constituyen una amenaza no sólo para la salud sino también para la estabilidad global y el desarrollo socioeconómico en todo el mundo, así como un gran obstáculo para el desarrollo.

El uso indebido de drogas es uno de los veinte principales factores de riesgo para la salud a nivel mundial y uno de los diez más importantes en los países desarrollados. Los problemas derivados del consumo de drogas se asocian con el riesgo -cada vez mayor- de que aparezcan otros problemas de salud como el VIH/SIDA, la hepatitis, la tuberculosis, el suicidio, la muerte por sobredosis y las enfermedades cardiovasculares. Alrededor de 3 millones de consumidores de drogas inyectables son seropositivos (Informe Mundial de las drogas 2012).

Las principales adicciones en México son a la marihuana, cocaína, alucinógenos, inhalables, estimulantes de tipo anfetamínico, alcohol y tabaco. Sumando unos 27 millones de personas con dependencia a la heroína y la cocaína.

La Encuesta Nacional de Adicciones del 2011 indica que en el último año el 1.8% de la población total en México consumió algún tipo de droga, ya sea médica o ilegal. La edad  promedio del inicio del consumo de drogas 18.8  años entre la población de 12 a 65 años, 18.5 en hombres y 20.1 en mujeres.  De las personas que tienen dependencia a drogas en el último año, solamente un 18.4% ha asistido a tratamiento (19.8% hombres y 8.9% mujeres).

Entre los adolescentes -un sector de la población especialmente vulnerable al uso indebido de drogas- siendo incluso más de dos veces superior al de todo el resto de la población. La encuesta muestra que el 1.5% ha consumido drogas ilegales en los últimos 12 meses, 1.6% ha consumido marihuana, 0.5% cocaína y 0.4% inhalables. 

En la población de 18 a 34 años -grupo en el que se encuentra la mayor incidencia global de consumo- 2.3% ha consumido cualquier droga médica o ilegal en el último años. La marihuana (1.9%) y la cocaína (0.8%) son las drogas de mayor preferencia, las demás drogas tienen incidencia debajo del 0.2%.

Si bien el gobierno de México inició acciones para atender este problema desde la década de 1970, mucho antes de que la demanda de drogas adquiriera mayores proporciones, México ha continuado realizando esfuerzos importantes por enfrentar este problema a través del desarrollo de un marco jurídico-normativo e institucional, de programas y campañas apropiadas a las características socioculturales específicas de nuestro país, que además buscan dar seguimiento a los acuerdos que han sido firmados en el ámbito internacional.

Es importante entender que no existe una solución única aplicable a todos los casos de lucha contra la droga en México, cada comunidad presenta un conjunto particular de problemas y circunstancias. Por ello, es importante la participación de diversos sectores de la sociedad, desde la familia, el sector educativo, el sector salud y los centros contra las adicciones, para abordar el problema de la droga desde una perspectiva inclusiva y participativa.

Esa sinergia permite aprovechar la infraestructura existente, potenciar los recursos y concientizar a que cada sector de la sociedad sienta como propia la lucha contra el problema y se muestre dispuesto a asumir la responsabilidad que le corresponde.

Si los mexicanos unimos esfuerzos podremos crear una sociedad desarrollada, más sana y  libre de la delincuencia y la violencia que nos aqueja.

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Alejandro Armenta Mier

Maestro en Administración Pública, presidente del Senado de la República y presidente de la Comisión de Hacienda. Más de 34 años de su vida dedicado al servicio público. Mis principios: ser útil, agradecido y acomedido.