Este jueves 27 de junio El Colegio de Puebla presentará el libro de Roberta Lajous Vargas Historia mínima de las relaciones exteriores de México (1820-2000), editado por El Colegio de México. El libro se recomienda solo: por el perfil de la autora, integrante del Servicio Exterior desde 1980 y embajadora desde 1995, por la casa editora y por el hecho de que la primera edición se haya agotado en menos de un año y tengamos ahora una primera reimpresión.
El interés que ha despertado el libro puede ser interpretado por la cada vez mayor preocupación por el lugar de México en el mundo y el lugar del mundo en México. Como lo muestra el libro de Lajous, la historia de México no puede entenderse si no se comprenden sus relaciones con el exterior.
Por eso esta Historia mínima no es tan mínima: 369 páginas. Llama la atención que el título de la misma no se refiera a la política exterior, sino a las relaciones, como queriendo ampliar la perspectiva. Sin embargo, desde la primera frase de la introducción se habla de “la política exterior de México”, y se señalan sus dos objetivos principales. Una política es ciertamente algo más acotado que una relación, es una acción directiva, es decir, acción con objetivos. Y hay para la autora dos constantes en la política exterior mexicana en los 180 años que analiza: la afirmación de la soberanía y de la identidad del país y la búsqueda de los recursos, económicos y humanos, adecuados para su desarrollo.
A pesar de su constancia, ambos objetivos han variado a lo largo de la historia de los casi dos siglos analizados. Una lectura entrelíneas del libro podrá constatar estos cambios: cómo han variado los medios para que nuestra nación mantenga soberanía e identidad por un lado y cómo los medios para acelerar el desarrollo. Una historia rica, compleja, llena de dilemas ajenos a mentalidades simplistas. Bien se señala que México a fines del siglo XX Se definió a sí mismo como un país de pertenencias múltiples”: somos parte de Latinoamérica y estamos en Norteamérica, tenemos cosas en el Pacífico y también en el Atlántico.
Los dilemas abarcan también otra constante de nuestra relación con el exterior, presente en la Historia mínima de Lajous desde el primer hasta el último párrafo: la relación con los Estados Unidos. Una relación que obligó a la autora a cambiar su plan original: de estructurar los capítulos por la relación de México con las distintas regiones del mundo, a presentar la estructura cronológica con la que escribió finalmente su texto. La historia de México con el exterior es en buena medida la de sus relaciones con los Estados Unidos y de los intentos por ir más allá de ese vínculo para diversificarlo con otros países y regiones.
Se narra y analiza la complejidad de la relación con nuestro vecino del norte. Fue por ejemplo el modelo para los liberales mexicanos y también el principal enemigo del país en el siglo XIX. En el siglo XX los problemas y el acercamiento continuaron, cambiando su forma y fondo: ahora fueron la criminalización de los migrantes mexicanos y el narcotráfico, y también el Tratado de Libre Comercio que reconoció a Estados Unidos, y a Canadá, como nuestros principales socios.
De lectura amena, el lector encontrará en este libro no solo una buena historia de las relaciones de nuestro país con el mundo, sino anécdotas curiosas, como la muerte del banquero suizo Jean-Baptiste Jecker, quien hizo un sospechoso préstamo al general Miramón y que sirvió como antesala de la intervención francesa, a manos de la Comuna de París, en la calle de Puebla de esa ciudad.
Profesor investigador de la UDLAP
victorm.reynoso@udlap.mx
